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Un Plan B

Por JM de Páiz

 

 

 

Dicen los representantes de las cámaras de comercio de Canarias que salvo Lanzarote y Fuerteventura, el empresariado de las islas no es optimista de cara a los próximos meses. Es decir, no hay muchas expectativas de crecimiento y creación de empleo.

 

No cabe duda que el turismo sigue siendo y será el motor de la economía canaria en los próximos tiempos: en la actualidad representa el 30% de PIB, pero también está claro que en el archipiélago hace falta algo más. El binomio turismo-empleo no parece solidificarse. Antaño, cuando el sector de la construcción sumaba, sí que había unos ratios de paro más razonables, pero ésos eran otros tiempos. No se explica que se batan records de llegadas y ocupación, con trece millones de turistas el pasado año, y que todavía el desempleo siga siendo una seña de identidad en Canarias.

 

Todo nos lleva a pensar que hace falta algo más para mitigar la situación actual. Las cifras hablan, nos gritan que en el archipiélago hay 250.000 personas sin empleo, la mitad de ellas con la prestación agotada. El monocultivo económico basado en la explotación turística es insuficiente.

 

En Tenerife tienen claro, y así lo han demandado ya, que hace falta estimular otros sectores para que la economía local vuelva a repuntar… Pero, ¿qué sucede con las provincias orientales? Si hubiera una catástrofe medioambiental, una acción terrorista, una dura competencia o un simple cambio de tendencia… ¿De qué viviríamos?

 

Fernando Clavijo habla de limitar el número de llegadas, aspirando a tener turistas respetuosos con el medio ambiente que no aniquilen nuestro valor añadido y evitando que sea el “todo incluido” la fórmula dominante. ¿Será capaz? Ojalá la propuesta del presidente de Canarias no se quede sólo en un deseo o en un improvisado discurso, y esta reconversión sea una realidad. Ahora bien… ¿cómo sabremos que alguien que va a venir de vacaciones a la isla es un turista responsable? ¿Se le hará un test en el aeropuerto? Por no preguntar qué pensarán las patronales de ir aflojando con el “todo incluido”.

 

Hacen falta grandes políticas para los grandes retos: poder reactivar el sector agrícola o pesquero, hacer posibles unas islas sostenibles modélicas en el mundo o crear una nueva industria, tal vez un Silicon Valley en Canarias, como insinuara recientemente el presidente de la multinacional Atari, Elon Musk, por poner uno ejemplos.

 

Canarias y Lanzarote deben aspirar a tener un potente Plan B para su economía. No soy yo el que el que está dando la voz de alarma, ya lo han hecho otros antes que de verdad saben sobre este tema.

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