Lanzarote sin chinijas
Por Amalia M. Fajardo
Cerró el Mercadillo de Arrecife en la Calle Real. Y con él se pone punto y final al 90% de los comercios tradicionales de la calle principal.
Paseaba y me paré tras ver la muerte de la mayor parte de mi calle de toda la vida que guardaba en la mente viva...la infancia.
Se me había quedado el reloj de arena en la playa y se me perdió el tiempo. Fue de esas emociones que no tienen forma de gestión.
Pensé en lo terrible de normalizar el "se alquila" el "se vende" o el "liquidación por cierre".
Los sueños de las canarias de toda la vida que emprendieron sus ilusiones, el terrible desenlace de tirar la toalla y que no sea en la playa
La globalización que ha estornudado sin ningún tipo de medida de seguridad al pequeño que se sabía tenía las defensas bajas
La falta de sensibilidad de quienes ni se cuestionan la enfermedad. Que es la pérdida cultural del territorio en nombre de las tendencias del mercado.
Una Calle Real muerta que se convierte en un barrio de cualquier otro lugar. Sin identidad.
Que ya no suena familiar el tono del de aquí, si no las voces de otros de allí
Todo el mundo merece rehacer la vida en otros lugares, como siempre digo, huir de los infiernos es lo lógico y natural.
Pero normalizar la muerte cultural y el ADN de un lugar es la mayor de las tragedias.
Que en mi Calle Real ya no se oiga un chinijo y se escuche más un "parcero" que un "chacho mi niño" es triste.
Sin ofensas a nadie porque no va por ahí, pero pido también respeto porque a mí me duela perder la identidad de mi lugar.
Pido que el que me lea y tenga en su cabeza el lugar donde nació, lo imagine lleno de conversaciones y coloquios diferentes, y que intente buscar el suyo y no lo encuentre.
Es una tragedia. Perder las identidades de los lugares, con su gente y sus costumbres.
A mi me duele no escuchar "mi niño" en mi calle
A mi me duele, no ver chinijos, ni madres que perpetúen el grito.
Dejar morir las costumbres, la cultura, la vida de una zona, ES DEJAR MORIR LA HISTORIA.
Ojalá que en nombre de Airbnb no perdamos Canarias.
Ojalá volverme a levantar en Arrecife cuando sonaba a Lanzarote.
Amalia M. Fajardo