ECCA.EDU: “Caminando Contigo”
Entramos en el proyecto “Caminando contigo” sin saber muy bien qué situación nos encontraríamos con los distintos grupos de acción. Nuestros primeros contactos fueron con los menores migrantes no acompañados en diversos centros de acogida de la isla; conseguimos crear dos grupos estables, uno en Arrecife y otro en la zona Tinajo-La Santa.
Los jóvenes con los que trabajamos son chicos y chicas de entre 16 y 18 años que han vivido una experiencia traumática teniendo que llegar a las islas en patera y solos. Además, en muchos casos huían de situaciones de peligro en sus lugares de origen. Pese a no tener conocimiento del idioma, poco a poco fueron avanzando en sus clases de español hasta poder defenderse solos en su mayoría. Las chicas, más tímidas en un principio, fueron abriéndose a la clase y creando lazos de confianza y amistad entre ellas. Los chicos provenían muchos de situaciones de calle y abandono, trabajo infantil, y varios de ellos no sabían leer y escribir en su lengua materna. Con esfuerzo y ahínco, han comenzado un camino que seguirán cuando nosotras ya no estemos; puesto que todos tienen en común una meta: Poder tener una vida digna y en paz, y ayudar en lo máximo posible a sus seres queridos.
En cuanto comenzamos a contactar con algunas asociaciones, la voz se corrió y nos encontramos con una gran cantidad de migrantes de habla hispana que deseaban formarse en los otros módulos que se ofrecían: llegando incluso a necesitar ayuda de los compañeros y compañeras de la delegación para atenderlos.
Sin embargo, la mayor sorpresa vino del alumnado del centro penitenciario. Tardamos más en entrar debido a las gestiones necesarias para acceder a él, pero lo que encontramos nos ha cambiado para siempre. Muchos de nuestros alumnos son migrantes llegados en patera a la isla que, en las investigaciones preliminares fueron señalados como los posibles patrones, esto los llevó a la prisión preventiva en la que algunos llevan casi dos años.
Desde chicos jóvenes hasta señores mayores, con una gran voluntad de aprender, para entender y ser entendidos, que pocas veces como docentes nos hemos encontrado. Han participado todos en clase con educación, respeto mutuo, incluso llamando a los guardias para preguntar qué pasaba con su clase cuando, por alguna razón, nos retrasamos. Han devorado los cursos a su disposición, con verdadero esfuerzo y dedicación, y sin tener nada, nos lo han dado todo. Haciéndonos conscientes, no sólo de una realidad que nos era totalmente ajena sino de nuestros propios prejuicios al respecto del colectivo. Además, en las largas horas de la vida carcelaria, este proyecto les ha dado una rutina diaria, siendo también una vía de escape constructiva de esa realidad que todos viven, con lo que psicológicamente les ha ayudado mucho a sobrellevar depresiones y cuadros de ansiedad.
No tenemos nada más que palabras de agradecimiento para todo nuestro alumnado que día a día lucha por superar los límites que por su origen la sociedad les impone.