A mi querido amigo Nelson
Verónica García
Quien me iba a decir a mí, que fuera yo una de las primeras personas que se iba a encontrar aquel señor que llegaba a esta isla sólo para buscar una nueva vida. Al preguntarme mi opinión sobre algo que se había probado, sin la más mínima intención de ofenderle, le hice sonreír con un insulto.
Tiempo después nos volvimos a encontrar, pero esta vez era él, el que trataba de comprender por qué aquella chica tan alegre dejó de sonreír, sin saber, que sería la persona que me daría la primera razón, de tantas, para sonreír de nuevo.
Y es que, sin darme cuenta, cuando pensaba que no volvería mi sonrisa, volvió para quedarse.
Recuerdo que le preguntaron algo sobre mí, aún recuerdo la respuesta y siento escalofríos, cómo era posible que una persona con la que no había casi mediado palabra me conociera tanto.
Y es que sin conocerme parecía conocerme mejor que nadie. Nuestros mayores silencios parecían haber sido las mejores conversaciones de mi vida, donde a pesar de no darle ninguna respuesta parecía haberlas recibido todas.
Y es que la sonrisa es algo tan frágil, que cuando la pierdes, es como si una parte de ti se hubiera ido con ella, creo que hubiera podido recorrer el mundo entero, conocer a todas las personas del mundo para ver si la encontraba en el camino y no lo hubiera hecho.
Pronto te jubilarás y créeme si te digo que desde entonces no he dejado de sonreír.
No quería que tu despedida fuera en silencio como de costumbre.
Gracias por ser una de las casualidades más bonitas de mi vida, por no enfadarte por aquel primer insulto lleno de carcajadas, y es que...
Desde entonces, estás presente en mi corazón, como esa persona especial en quien piensas cuando te sientes grande, con la que compartirías los mejores momentos de tu vida, con la que te sientes cómplice. Aunque nadie lo sepa, sólo yo misma, y que cuando sonrío sin motivo aparente, es porque agradezco a la vida haberte conocido, cada instante en el puedo sonreír de nuevo.
He de confesar que es una historia bastante hermosa que le contaré a mis nietos.
Espero que en tu tiempo libre no dejes de sonreír ya que, no sabes quién puede necesitar de tu sonrisa.
Con todo mi cariño para mi amigo Nelson Sonrisa.