¿Sería beneficioso legalizar el consumo de cannabis?
PP y Psoe han votado en contra de su regularización, pero son muchas las voces que consideran que de hacerlo se lograría reducir la criminalidad, la delincuencia y se acabaría con el mercado negro
Todo apuntaba a que el uso del cannabis con fines medicinales iba a ser regularizado en España, fruto de una serie de propuesta presentadas por Podemos, Más País y ERC en el Congreso. Sin embargo, PP y Psoe han llegado a un acuerdo momentáneo en el Parlamento para impedirlo. Sin embargo, ¿es esta la solución al problema?
No lo parece. La realidad es que esta nueva prohibición incrementa, aún más, las mafias de narcotraficantes que campan a sus anchas por España y otros muchos países. Lo cierto, y la historia reciente lo demuestra, es que este tipo de medidas los hacen aún más fuertes, incrementan su ejercicio criminal e incluso el consumo de drogas.
Por otra parte, parece que perseguir las drogas policialmente no influye en la reducción de su consumo, antes al contrario. Las drogas siguen estando y el poder de los narcotraficantes aumenta hasta el punto de que muchos de ellos tienen más poder que los dirigentes de numerosos países de América Latina. Se hacen series y películas y la sociedad mira la figura del mafioso con un punto de respeto y hasta, si somos sinceros, admiración. Se trata de criminales, peligrosos delincuentes, aunque a veces se olvide.
Más beneficios que riesgos
Habría que iniciar este proceso por las drogas más suaves. El 90% de la población apoya que se legalice la marihuana con fines terapéuticos, según el CIS. Y más de 70 países ya lo han hecho. Este apoyo se debe a que el cannabis tiene propiedades antiinflamatorias, es un relajante muscular, ayuda con las náuseas y vómitos, es eficaz con el dolor crónico y, sobre todo, con los efectos secundarios de la quimioterapia. Tiene, por tanto, más beneficios que riesgos. Incluso tiene menos riesgos que muchos medicamentos.
Hay quién se agarra con uñas y dientes al problema de las adiciones que genera, pero lo cierto es que no son más graves que las que provocan otras drogas admitidas, legalizadas y socialmente apreciadas en España como el tabaco o el alcohol. Incluso el juego, apoyado por el propio Estado con herramientas recaudatorias tan eficaces como las Loterías del Estado.
¿Las ventajas? Si se legalizara el consumo de Cannabis, se evitaría un mercado negro en el que proliferan las drogas adulteradas. Y se reduciría también la excitación que genera todo lo prohibido. Los jóvenes consumen drogas, en la mayor parte de los casos, porque son ilegales. No resultaría tan rebelde ir a una farmacia a comprarlas.
España prohibió el cultivo, producción y venta de cannabis en 1967, seis años después de que el convenio de Naciones Unidas sobre estupefacientes lo incluyera en la “lista IV” junto a las drogas más dañinas, como la heroína. El pasado diciembre, las sacó de allí y reconoció sus propiedades medicinales. Es, en todo caso, la droga ilegal más consumida. Y tal y como recogía la proposición de ley de Más País, su prohibición no ha disminuido su consumo en España.
Una ley que regule el consumo de drogas, además reduciría el poder de los grupos criminales que controlan en la actualidad el mercado negro. No se trata de banalizar su consumo, ni de estimularlo, sino de regularlo. Es decir, quitar el control a las mafias y controlar quién puede consumirlo y en qué condiciones.
Los clubes de consumidores de cannabis existen en nuestro país, son legales, pero no están regulados y el Senado rechazó tramitar una ley para regularlos el pasado mes de septiembre, con los votos en contra de PSOE, PP y Vox.
Lo cierto es que no se trata solo de legalizar las drogas. Ese sería tan sólo un primer paso que pondría fin a las mafias y al mercado negro que, hoy por hoy, son los que está venciendo en esta guerra contra el Narcotráfico que se arrastra en todo el mundo desde hace décadas. Su venta, por ejemplo, en farmacias, acabaría con ellos.
El Congreso ha rechazado, de momento, dar un paso hacia delante en este tema y ha preferido que las cosas se queden como estén. O lo que es lo mismo, que las mafias y los narcotraficantes sigan teniendo el control y que su prohibición no redunde, en absoluto, en su consumo. Y no hablamos solo del consumo de cannabis, el de cocaína es el pan nuestro de cada día en cierto sector de la sociedad. Quizá ha llegado el momento de tomar cartas en el asunto y controlar desde el Estado, lo que ahora manejan a su antojo los propios delincuentes.