“¿Por qué no están cubiertas de placas solares todas las zonas periféricas?”
Pedro Hernández habla del fracaso de gestión en los espacios protegidos
El activista social y profesor de la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote, Pedro Hernández, tiene claro que en Lanzarote se lleva hablando desde hace 30 años del decrecimiento y que todo se ha quedado en verbalizar un problema que ya se veía venir hace tiempo en la isla. “La presidenta del Cabildo está diciendo ya que esto no puede seguir así, algo de lo que llevamos treinta años hablando, que, si Reserva de la Biosfera, si Plan Insular, desarrollo sostenible y Manrique, siempre lo mismo”, señalaba.
Sobre todo, criticó la falta de gestión de las instituciones insulares y canarias. “El problema es que lo que oculta todo esto es el fracaso, la no gestión de los espacios naturales protegidos, que no hay instrumentos aprobados, ni recursos materiales, financieros, ni humanos para gestionar el 42% de la superficie de la isla que tiene alguna figura de protección”.
Pedro Hernández cree que se ha fracasado en el proceso de transición de las energías fósiles a las no contaminantes. Puso el ejemplo de cómo las administraciones locales no han tenido una actitud ejemplarizante. “Lo primero que hay que poner sobre la mesa es el ahorro, la eficiencia y el decrecimiento, Canarias tienen un despilfarro energético impresionante, ¿Por qué las administraciones públicas no son ejemplarizantes en la transición energética?”, se pregunta.
Este conocido ecologista entiende que los parques eólicos y parques fotovoltaicos tienen que ir en las zonas ya industrializadas y entropizadas de la periferia de Arrecife y no entiende como no se ha hecho ya. “Ahorraríamos mucho dinero, y muchos gases de efecto invernadero, ¿por qué no se pone en marcha que todas las zonas periféricas estén cubiertas de placas solares?”.
Pedro Hernández ha sido estos días actualidad por unas declaraciones realizadas a Lancelot televisión por no estar de acuerdo sacar las cabras del risco de Famara y menos de forma violenta como apuesta algunos conservacionistas por el daño que ese herbívoro provoca en el ecosistema.