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Lanzarote, paraíso para los ‘remote workers’

Las excelencias de la isla la convierten en el destino ideal para quienes quieren teletrabajar durante una parte del año

 

  • Lancelot Digital
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    La crisis generada por la pandemia del coronavirus ha convulsionado al sector turístico por completo, paralizándolo hasta llegar al cero turístico absoluto en la isla de Lanzarote, pero también creando nuevas oportunidades. Y es que, si algo se ha incentivado en los últimos meses ha sido el turismo laboral, los llamados 'remote workers' o teletrabajadores europeos, que gracias a una potente promoción se han incrementado en un 10% mensual en Canarias. "Atraer a los 'remote workers' enriquece la estructura del modelo turístico canario y supone una oportunidad para rejuvenecer el destino y refrescar la marca, además de que captamos a profesionales de alta cualificación. Los teletrabajadores disfrutan de una estancia más larga y realizan un mayor gasto en destino, lo que se extiende de forma directa a toda la economía canaria", afirmaba al respecto la consejera de Turismo, Yaiza Castilla.

     

    Y es que el Archipiélago se ha puesto las pilas en este sentido. Turismo de Canarias lanzó este año un plan de acción dotado de 500.000 euros para atraer a 30.000 profesionales en una década con el fin de desarrollar proyectos de entre uno y tres meses en las Islas. Sin embargo, tras los logros conseguidos en apenas medio año, "podemos conseguir que ese número de 'remote workers' lleguen en la mitad de tiempo y para ejecutar proyectos más largos, de entre tres y seis meses de duración, con el aumento en gasto en destino que ello conlleva", explica la consejera.

     

     

    Fuentes del sector calculan que, como mínimo, en los últimos meses hasta 8.000 viajeros han elegido el Archipiélago para trabajar, procedentes de países como Alemania, Francia, Reino Unido y, cada vez más, Estados Unidos. "En concreto, en un solo día de mediados de abril había más de 4.000 personas registradas oficialmente teletrabajando desde Canarias, por lo que el número de 'remote workers' que desarrollan proyectos desde las Islas se estima altamente superior", añade por su parte el director gerente de Promotur Turismo de Islas Canarias, José Juan Lorenzo. "Queremos seguir por este camino y situar al Archipiélago definitivamente por delante de nuestros competidores, para lo que planteamos una apuesta de notoriedad sin precedentes que nos permita seguir liderando el segmento y terminar de situarnos en el mapa del teletrabajo mundial con la acción 'La oficina con el mejor clima del mundo busca 'remote worker'.

     

     

    Mateo Sancho Cardiel y Nelson Núñez Rodríguez: “Lanzarote ya es tierra nuestra”

     

    Lanzarote no ha sido una excepción. Este año han sido muchos los “remote workers” que han elegido la isla para pasar largas temporadas. Algunos, incluso han repetido. Mateo Sancho Cardiel y Nelson Núñez Rodríguez, ambos profesores universitarios en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, son un claro ejemplo de ello. Llegaron a la isla a mediados de octubre y se quedaron hasta mediados de diciembre, para volver posteriormente a mediados de febrero y quedarse hasta principios de Mayo. “Como todas las clases iban a ser online y la ciudad de Nueva York tenía limitada su oferta gastronómica, cultural, y, en fin su vida, más el invierno, que siempre es más para estar adentro, imaginamos trabajar frente al mar, buen clima, buena gastronomía garantía de internet: Canarias fue la mejor opción entre otras valoradas”.

     

    Como Mateo es español, no tenía ningún problema para viajar a España con su marido. Así que no se lo pensaron. “Era la primera vez que teletrabajábamos, y no es nada frecuente en nuestro entorno, pero nos apetecía. Tiene la ventaja que puedes elegir un lugar diferente a donde vives, conocer otra cultura, realidad, y disfrutar de la naturaleza, etc”, señala. “La experiencia no fue buena, fue apoteósica. De hecho, en la segunda etapa valoramos ir a México y Costa Rica, pero triunfó Canarias. La seguridad de la conexión a internet fue esencial. Creo que los destinos que busquen atraer teletrabajadores deben garantizar buena conexión de internet (incluir velocidad concreta en la información (decir “buena o estable o rápida” es muy difuso), alguna seguridad médica, etc.  Canarias lo tiene todo”.

     

    Durante estos meses se ha quedado en Órzola y en La Graciosa, y uno de los motivos para elegir Lanzarote fue su pasión por Saramago, cuyo nombre está vinculado a la isla en el imaginario popular. “Hemos podido hacer de todo. Desde leer en Casa de José Saramago el Día del Libro, visitar Playa Blanca, Playa Quemada, Puerto del Carmen, Yaiza, Los Hervideros, El Golfo, Tías, Timanfaya, La casa del campesino, Ye, Haría, Teguise, Punta Mujeres, Guatiza, Arrieta, Cueva de los Verdes, Volcán de la Corona, Jameos del Agua, asistir a actividades culturales en El Almacén en Arrecife, Teguise, La Santa, Playa papagayo, Famara, Mirador del Rio, Jardin de Cactus…”, señalan emocionados. “Pero también hemos disfrutado de la gastronomía local, comprar pescado fresco, ir asiduamente a la librería El Puente, visitar Fuerteventura, La gomera, Tenerife y Gran Canaria... Visitamos La Graciosa, y nos quedamos un mes, al final. Lanzarote ya es parte de nosotros, nos vamos haciendo nuestra la frase de Jose Saramago: “Lanzarote no es mi tierra, pero es tierra mía”, también es de nosotros”.

     

    Esta pareja residente en Nueva York recomienda a todo el mundo la experiencia de trabajar a distancia en Canarias y hacen algunas sugerencias.  “Estaría muy bien que el Ayuntamiento ofreciera algún tipo de aseguro médico y garantía de conexión segura de Internet, más allá de la que tenga la casa”, señala. “Nosotros nos compramos un router y así teníamos internet mas allá de la casa y una segunda conexión en la casa. Los caseros deberían anunciar que la casa tiene acondicionamiento, una mesa, un espacio privado para trabajar…”.

     

     

     

    Rufo de La Rosa. “Mis amigos me dicen que parezco el embajador de la isla”

     

    Otro caso de nómada digital es el de Rufo de la Rosa que llegó a Lanzarote, por primera vez, en noviembre de 2020. “Vine desde Madrid para pasar 3 semanas de vacaciones y visitar a dos amigos. Cuando llegué a la isla me enamoré del paisaje, la naturaleza y la posibilidad de hacer deporte todos los días”, afirma. “Con la evolución de la pandemia en la península, mi familia decidió no celebrar las Navidades para no estar expuestos al virus.  Cuando los días de vacaciones estaban cerca de finalizar, decidí alargar mi estancia en Lanzarote sin fecha de retorno. Para entonces ya tenía un amplio grupo de amigos y me encantó poder trabajar en un entorno más relajado que la gran ciudad, con un clima fantástico y pudiendo salir a correr, hacer surf, escalar… al terminar la jornada laboral”.

     

    Rufo asegura que no ha sido el único. “Hemos hecho un grupo de amigos y todos hemos tenido una experiencia similar, vinimos a pasar unos días y terminamos casi medio año viviendo en Lanzarote”-

     

    Aunque ahora está en península, tiene intención de volver “dentro de unas semanas para continuar viviendo y disfrutando de la isla. Me consta que la intención de muchos de mis amigos es volver también, aunque quizás a partir de septiembre, después de pasar un tiempo más cerca de casa y los amigos”.

     

    Para Rufo no era su primera vez teletrabajando. “Anteriormente trabajaba varios días entre semana desde casa. Lo hacía principalmente por motivos de productividad. Cuando trabajas en casa sueles tener menos interrupciones de los compañeros y es más fácil concentrarse”, explica. “Además de esto, también solía trabajar en remoto los meses de verano. Son meses en los que al haber menos carga de trabajo y estar la ciudad más tranquila, podía aprovechar para trabajar desde Granada, Málaga o Galicia, de donde es mi novia.  También he vivido en otros países, como Singapur, en los que cuando mi trabajo no requería de estar presencialmente, aprovechaba para trabajar semanas desde Indonesia, Tailandia… para combinar trabajo con turismo”.

     

    En su caso no es raro que esto suceda. “Trabajo en el sector de la tecnología y es muy habitual que estas empresas sean flexibles para el trabajo en remoto. Hay mucha confianza en la responsabilidad de los empleados para trabajar desde casa o en ciudades lejos de la oficina”, asegura. “En cualquier caso, es cierto que con la pandemia se ha dado un paso más en permitir el trabajo en remoto y estoy viendo como empresas se presentan como totalmente remotas porque saben que es un aliciente para atraer talento. Mi opinión es que, para el sector de la tecnología, será un estándar en los próximos años, lo extraño será ver una empresa que no sea remota”.

     

    Para este joven la experiencia ha sido muy buena. “Durante los 6 meses que he estado en Lanzarote, he vivido entre Famara y La Santa. Mi primer destino fue Famara porque es donde estaban mis amigos y me gustó el ambiente con gente joven y facilidad para hacer deporte”, relata. “A los pocos meses decidí mudarme a La Santa porque buscaba un sitio más tranquilo y que me asegurara una buena conexión a internet y cobertura telefónica, que es un problema en Famara. Además, la negociación de los precios de alquiler en Famara se convirtió en un problema por estar siempre expuestos a subidas del precio de un mes a otro, el tener que marcharte porque entraba una reserva de Airbnb… no me aportaba la tranquilidad y estabilidad que necesito. En La Santa, los propietarios me han dado más facilidades para estar en un sitio varios meses y sin tener que estar expuesto a si había más o menos reservas”.

     

    Rufo asegura que “durante el tiempo que he estado en la isla no he estado muy expuesto al covid y eso es una liberación. Hablando con amigos, en la península hablar del covid estaba a la orden del día. Además, la isla te permite desconectar fácilmente del trabajo. En el momento que cierro el ordenador y salgo a la calle tengo muchas opciones de sitios que visitar, practicar deporte, etc, por lo que es el balance perfecto para un destino de trabajo en remoto”, y señala. “Yo lo recomiendo muchísimo. Mis amigos dicen que parezco embajador de la isla porque no hago más que hablar de ella e invitarles a que vengan a pasar unas temporadas aquí.  Espero que en el futuro la isla sea donde pase parte del año. Seguiré seguramente vinculado a Madrid, que es donde tiene la sede mi empresa, o Granada, de donde soy originariamente, pero creo que es el destino donde pasaré parte del invierno”.

     

     

    Javier López López: “Lanzarote se lleva un pedacito de mi corazón”

     

     

     llegó a Lanzarote en febrero de este año. “Unos conocidos llevaban unos meses trabajando en remoto desde Lanzarote y me tentaban sus fotos de playas volcánicas y palmerales. En mi caso llevaba años trabajando en Erasmusu.com y habiendo ya completado mi ciclo en la empresa que cofundé, me apetecía un cambio de aires”, explica. “Desesperado por abandonar de una vez por todas la rutina que me había absorbido durante los meses de pandemia hice las maletas, mi test de antígenos (que comprobaron muy bien a la llegada) y cogí el primer avión que salía hacia la isla. Me recibieron con los brazos abiertos un clima seco y soleado, los aloes, los volcanes y la arquitectura de César Manrique”.

     

    Javier vino con un billete de vuelta para un mes. “Pero recordé algo que una vez me dijo una persona muy sabia: “nunca corro para coger un avión”. Así que decidí perder el billete y quedarme de forma indefinida. Aunque ya siento que se acaba mi etapa en la isla y pronto volveré”, explica.

     

    No era la primera vez para Javier, que de hecho ha trabajado en distancia en varias ocasiones a lo largo de los últimos 12 años. “Estuve tres meses trabajando en remoto desde Japón. Y un año teletrabajando desde Bélgica. Ambas fueron experiencias extraordinarias”, explica. “El nomadismo digital tiene mucho de glamour últimamente, pero la verdad es que es algo que se lleva haciendo desde hace años. No todo son luces, tiene también sus contras. Pero en general, al menos para mí, compensa con creces por lo enriquecedor de la experiencia”.

     

    Javier explica que en su entorno es bastante habitual esta opción. “Muchos de los que trabajan en remoto en temas de diseño o desarrollo, sobre todo si es por cuenta propia, como mínimo les ha pasado por la cabeza viajar y trabajar en remoto. Es algo que permite un trabajo asíncrono y que no requiere estar físicamente en un lugar. Lógicamente la pandemia ha frenado bastante los lugares desde los que se puede trabajar en remoto, pero siempre hay alternativas si tienes la gran fortuna de tener libertad en lo personal y en lo profesional para trabajar online”, explica. “En este caso, ha sido una experiencia mágica que me ha permitido conocer Lanzarote y disfrutar de una de mis pasiones: la fotografía. Lanzarote se lleva un pedacito de mi corazón”.

     

    No es de extrañar porque no ha parado de hacer cosas. “El primer mes lo pasé en el interior, en San Bartolomé. Y los siguientes tres meses en Famara. Durante este tiempo he visitado prácticamente todos los rincones de la isla hasta el punto de que estoy creando una guía gratuita, haciendo hincapié en la sostenibilidad, para futuros turistas”, cuenta. “Los paisajes son cautivadores. La gente tranquila y simpática. Y la gastronomía, rica en pescado y mariscos, es una delicia; también me encantan los guisos de carne de cabra, los quesos y las hortalizas de la isla”.

     

    Para López el trabajo en remoto es muy recomendable. “De hecho, algunos conocidos están trabajando en un proyecto para crear un hub de nómadas digitales que quieran disfrutar de Lanzarote. Sería muy interesante atraer talento, tanto de emprendedores como de inversores, que pueda además ayudar al ecosistema local. Es decir, que los emprendedores locales tengan acceso a capital de inversores que trabajen durante un tiempo en remoto desde la isla y puedan intercambiar conocimientos con otros emprendedores tanto españoles como internacionales que vengan a la isla”, afirma. “Será importante trabajar en la dirección de que sea totalmente sostenible. Desde luego este tipo de turismo, al cohabitar en la isla por un tiempo con los locales y adaptarse al entorno, puede ser de lejos mucho menos abrasivo que el turismo tradicional”.

     

    Javier López (https://twitter.com/javilop)

     

    Reportaje publicado en el periódico Lancelot de junio. 

     

     

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