Una isla sin Plan
Tan sólo queda año y medio para finalizar la legislatura y todo indica que Lanzarote va a seguir igual que hace cuatro, ocho, doce y hasta más de dieciséis años, sin un plan de ordenación insular, algo inaudito puesto que el actual, a los quince años de su aprobación, ya estaba caducado. Lanzarote se rige en el 2018, con una población que ya supera los 150.000 habitantes, por un documento que data de 1991, cuando la isla tenía unos 80.000 habitantes. Llevamos veinte años hablando de lo mismo y sin avanzar nada, con el añadido de que, además, el Cabildo vuelve a quedarse en minoría y los partidos políticos vuelven a pensar en sus propios intereses antes que en los de los lanzaroteños. Al cierre de esta edición, el ‘run run’ de una moción de censura contra Pedro San Ginés seguía corriendo en los mentideros políticos de la isla. Inestabilidad que, a todas luces, no beneficia a la necesaria aprobación de un documento vital para el futuro insular. En cualquier caso, Lanzarote sigue sin avanzar. Y es que, a pesar de que el Plan Insular se ha redactado bajo la vigilancia del PSOE en los últimos meses, la postura oficial del partido es ambigua incluso para asegurar una aprobación inicial del documento, tal y como propone Pedro San Ginés que tiene la intención de sacarla en los próximos meses. Lamentablemente esta partida de ajedrez en que se ha convertido la aprobación del PIOL no la están jugando dos. Alguno de los jugadores, como el PSOE, tiene sobre sus hombros la presión de cierta institución cultural que tiene como principal objetivo complicar las cosas para que no lleguen a buen puerto. O el Plan se hace bajo su criterio o no dejará que nadie saque el planeamiento insular. Una rémora, sin duda, que ha lastrado al PSOE lanzaroteño desde la época Pérez Parrilla y de la que Dolores Corujo, no logra zafarse. Así las cosas, todo indica que si el plan insular de Lanzarote no se aprueba inicialmente antes del verano, ya prácticamente será imposible sacar el documento en esta legislatura. A veces las formaciones políticas no son conscientes del daño que le hacen a la isla en su intento de castigar a otros partidos. Los que pierden siempre son los lanzaroteños. El Plan Insular, el Plan General de Arrecife, el PRUG, el Plan Especial de La Geria y los planes de los diferentes municipios son básicos para un buen desarrollo del territorio, pero también para la economía insular. Sin una norma rectora de su crecimiento, la isla permanecerá condenada a la parálisis y la economía de los lanzaroteños se resentirá cada vez más. Habrá que preguntarse cuánto daño más hay que hacer a Lanzarote para saber que ya se ha hecho demasiado.