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Un nuevo hospital para Lanzarote

 

 

  • Lancelot Digital
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    Un mes ha transcurrido desde que el pasado 22 de enero el Gobierno de Canarias decidiera que, dada la incidencia acumulada por el covid-19 en la isla de Lanzarote y la presión asistencial existente el Hospital Doctor José Molina Orosa, tanto Lanzarote como La Graciosa debían pasar a nivel 4, es decir a una situación de máxima gravedad.

     

    El nivel 4 no existía en Canarias hasta ese mismo momento y fue Lanzarote la que tuvo el triste honor de inaugurarlo. Junto a él vinieron nuevas restricciones, normas e imposiciones sanitarias que apretaron aún más la maltrecha situación de empresarios y autónomos.

     

    Nada que decir, la situación era muy mala y había que tomar medidas para que bajaran los contagios y no se produjeran más muertes. Sin embargo, han pasado cuatro semanas, los casos positivos se han reducido en más de un tercio de los que eran, y Lanzarote y La Graciosa siguen en nivel cuatro, y sus empresas cada vez más asfixiadas.

     

    Parece que el criterio que determina que Lanzarote no baje de nivel es precisamente la presión hospitalaria existente que no se reduce a pesar de la bajada de casos positivos, y aquí es donde entra en el tapete otra nueva carta en forma de pregunta: ¿es el hospital de Lanzarote suficiente para dar respuesta a una población que se ha multiplicado en la ultima década?

     

    Somos 150.000 habitantes en la isla, más turistas, unos ochenta mil, que regresarán cuando la situación no sea la actual y el turismo cero vuelva a ser una pesadilla a olvidar. 150.000 habitantes, de momento, porque las previsiones de crecimiento auguran, según el avance del PIOT, que se superen los 200.000 habitantes en los próximos quince años. Para esa población tenemos un hospital con unas 300 camas, de las que, en condiciones normales, diez son para la UCI…

     

    Es evidente que los números no cuadran. Las instalaciones hospitalarias de la isla se quedan escasas ya en estos momentos, y serán claramente insuficientes cuando la población comience a crecer. Es el momento de poner las cosas claras y empezar a buscar espacios en la isla en los que ubicar un nuevo centro hospitalario y dotarlo de material y personal sanitario adecuado.

     

    No se trata de una petición baladí, lo cierto es que la OMS ya ha advertido que esta podría no ser la única pandemia en las próximas décadas, y Lanzarote no puede volver a estar en esta situación. Necesitamos unas infraestructuras adecuadas, suficientes y preparadas para atender a una población que se aleja mucho de la que tenía la isla cuando comenzaba a funcionar el Molina Orosa.

     

    290 camas hospitalarias no son suficientes. Diez camas de UCI mucho menos. La isla volvería a estar en jaque con un solo accidente grave de circulación que implicará a varios vehículos. Habría que volver a montar UCIs adicionales y todo un plan de emergencia…

     

    No se trata, ni mucho menos, de una crítica al personal sanitario del Molina Orosa. Todo lo contrario, están demostrando una profesionalidad impresionante cada día desde el inicio de la pandemia, pero carecen de los medios y del espacio que necesita Lanzarote. La isla necesita otro hospital y es el momento de buscar la manera de que sea una realidad, antes de que lo necesitemos de nuevo.

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