Un año y un gobierno
Finaliza un año, como todos, con sus luces y sus sombras, marcado, sobre todo, por la política de cambio de Oswaldo Betancort y su equipo de gobierno formado por CC-PP. Tras una legislatura de parálisis, en la que la gestión política de Dolores Corujo se centró más en deshacer lo que había hecho su antecesor, Pedro San Ginés, que en avanzar en los retos pendientes que tiene la isla, Betancort llegó con las ideas claras. Acción ante la parálisis.
Tres han sido las principales sombras de este año que termina, y a las tres se les ha hecho frente, tanto desde el Cabildo como desde el Gobierno de Fernando Clavijo: la crisis migratoria, la crisis de vivienda y la crisis del agua. Esta última, sin duda, el problema de mayor calado a resolver.
Si bien en el caso de la crisis migratoria, la política de Sánchez y la negativa de las comunidades autónomas a realizar un reparto justo y equitativo de los menores migrantes ha frenado cualquier posibilidad de solución, Canarias no ha dejado de insistir. Nos merecemos una respuesta porque no es de justicia, ni de lógica, que las islas aguanten solas un fenómeno de carácter internacional. Son 44.000 inmigrantes los que han llegado a las islas, la mayor cifra de la historia.
En el caso del agua y la vivienda, se han tomado las primeras medidas necesarias para resolver ambas crisis. La declaración de emergencia hídrica permite, por una parte, agilizar los proyectos presentados por el Cabildo de Lanzarote para modernizar potabilizadoras y desaladoras y mejorar las enormes pérdidas que sufren las tuberías de la isla. Un paso imprescindible para poder dar luego todos los siguientes. Es de esperar que cuando finalice esta legislatura la solución de la crisis del agua esté ya bien encaminada. En Fuerteventura esa política está empezando a dar resultados.
También en el caso de la vivienda se ha visto como salían las primeras promociones públicas y se anunciaban muchas más, además de la apuesta del Gobierno de Canarias por regularizar el alquiler vacacional, ya veremos el pragmatismo que luego se imprime a un problema complejo y con muchas aristas.
En Sanidad también se ha notado la impronta del nuevo gobierno y la nueva dirección que tiene un rumbo marcado que apunta a mejorar las cosas de cara al futuro. Veremos la suerte que corremos, de momento se ha dedicado más dinero que nunca en los presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2025, casi 8 millones de euros para la sanidad en Lanzarote.
Lo cierto es que en solo un año no da tiempo a aportar grandes soluciones definitivas, pero sí se ha notado el cambio. La isla ha dejado de estar paralizada, ha dejado atrás la política de retrovisor y ha iniciado una senda de trabajo con el objetivo de lograr avances reales. Queda mucho por hacer, pero al menos sabemos que los objetivos están claros y que quienes nos gobiernan están, de verdad, trabajando en ellos. No es poco.