Ocho interminables meses con la avenida cerrada
Ocho meses han pasado desde que se tomara la decisión por parte del Pleno del Ayuntamiento de Arrecife de hacer una consulta popular sobre el cierre de la avenida, hecha de una manera técnicamente viable, cuyo resultado sería, en teoría, vinculante. Ocho meses han pasado y no se ha hecho consulta alguna. Y lo que es más grave, no parece que la alcaldesa de Arrecife, Eva de Anta, tenga ninguna intención de hacerla. A pesar de que ella ha asegurado al grupo Lancelot Medios que sí que lo hará, pero que primero necesita un informe sobre el impacto real del cierre de la avenida, muchos analistas sospechan que nunca tuvo intención de hacerlo porque, de llevarlo a cabo, podría encontrarse con una sorpresa no deseada: una derrota masiva a su empeño de mantener cerrada la principal arteria del centro urbano. Ya Lancelot advirtió en su día que, a pesar de no dudar de las buenas intenciones de la primera edil capitalina, el cierre de la misma no era una buena idea.
Y, si había alguna duda al respecto, estos ochos meses transcurridos han demostrado que esta decisión no ha servido para conseguir ninguno de los objetivos que inicialmente pretendía. No pasea más gente por la zona, entre otras cosas porque Arrecife no es una gran ciudad, con una enorme densidad poblacional que necesite una arteria completamente despejada para el desahogo de su población. Lo cierto es que la mitad de las veces, la zona está prácticamente vacía porque los vecinos de la capital aprovechan el tiempo libre para salir de ella e ir a la playa o a cualquier otro lugar. Tampoco es cierto que la zona sea más segura: continúan pasando coches de manera esporádica, y no siempre respetan la velocidad de una zona peatonal, así que el peligro sigue existiendo. Los comercios, que ya quedaron tocados del ala después de unas obras interminables, se han visto aún más perjudicados, hasta el punto que muchos se han visto obligados a cerrar sus puertas. Los socios del Casino, entidad que posee una zona de aparcamientos que es una concesión histórica de Puertos, se encuentran con que no pueden aparcar y si lo hacen se exponen a ser multados. El Casino no sólo organiza actividades para sus socios, al contrario, son muchos los eventos deportivos, culturales y sociales que realiza al año para la población insular. Otro perjuicio más que sumar a la lista. No sólo eso, una zona comercial prácticamente nueva, como Marina Lanzarote, se ha visto evidentemente perjudicada. Los turistas que llegan a la capital se encuentran con numerosas multas de tráfico inesperadas, hasta el punto que muchos establecimientos les advierten de que es mejor no visitar la capital. Se multiplican los sinsentidos.
No se pensó, o eso parece, en la evidente necesidad de un plan urbano previo para organizar el transporte y las zonas de aparcamiento para los vecinos. Pero más allá de ese fallo, que lo fue, creemos que no es lógico que una ciudad con tantos problemas como Arrecife cierre su principal vía de salida. De hecho, no es casualidad que ninguna de las marinas de las capitales de Canarias estén cerradas. Por algo será.
La tozudez de la alcaldesa por defender su idea inicial ha acabado por transformarse en una trampa de la que no puede salir. Si convoca la consulta popular, se encontrará de frente a la mayoría de la ciudadanía que está en contra del cierre. De Anta está dejando pasar el tiempo por ver si las cosas se colocan por sí solas. Eso nunca ocurre. Nosotros preferimos recordarle a la alcaldesa de que no es tarde, aún está a tiempo de cambiar de opinión y abrir la avenida en un único sentido, hacia la Marina. Es lo lógico. Es lo razonable. Y, si aún lo duda, haga esa famosa consulta popular. El tiempo nos dará la razón.