En busca del patrimonio perdido
El Colegio de Arquitectos de Lanzarote presentaba días atrás el Proyecto +P, un ambicioso trabajo que realiza un pormenorizado diagnóstico de la situación de los bienes patrimoniales de la isla, comenzando por los de Arrecife, que pueden ser protegidos y el estado en el que se encuentran en la actualidad.
La presentación se realizó en el Castillo de San José, un ejemplo de intervención donde Manrique convirtió una ruina en un lugar emblemático, añadiéndole modernidad y un uso como Museo y Restaurante.
Los datos que allí se ofrecieron dejaban sobre la mesa un panorama desolador en lo que se refiere al estado de conservación de los bienes patrimoniales de la capital de la isla. De los 159 inmuebles que la capital debería conservar por su interés patrimonial, el 70% se encuentra en un estado de deterioro y abandono avanzando. Bajo esta premisa, el Colegio de Arquitectos de Lanzarote planteaba lo que debería ser un gran pacto para el Patrimonio basado en cinco pilares: Conformación del Espacio Público, Calidad Urbana, Seguridad jurídica, Flexibilidad de intervención y Adquisición de ciertos edificios por las instituciones públicas e incentivos fiscales o de otra índole.
No estaban diciendo nada extraño, al contrario, se trataba de una realidad evidente y enunciada con una lógica aplastante: o se interviene ya o lo poco que queda acabará en el suelo. Se defiende, por tanto, la intervención inteligente en el patrimonio y una actitud proactiva de los diferentes organismos institucionales (unidades de patrimonio del Cabildo y técnicos y arquitectos municipales). No sólo eso, se defiende también que haya una cierta flexibilidad en la intervención o lo que es lo mismo, buscar un equilibrio real entre las posturas más conservadoras de las Unidades de Patrimonio y las pretensiones de los promotores con un único fin: poder llegar a acuerdos y salvar edificios, aunque en ocasiones sea preciso introducir elementos modernos que resalten aún más el inmueble que se quiere proteger.
Para hacer todo esto posible es necesaria la adquisición de ciertos inmuebles relevantes por parte de las instituciones públicas para salvarlos de la ruina. Pero no sólo eso, también habría que poner en marcha incentivos fiscales para los propietarios y promotores para que no sea un castigo mantener en buen estado un inmueble con valores patrimoniales. Hay que conseguir que tener una casa protegida en Lanzarote deje de ser una carga, que es lo que ha venido siendo hasta el momento.
Desde Lancelot Medios venimos defendiendo desde hace más de veinte años la intervención en el patrimonio como una necesidad, el buscar medidas inteligentes y no solo proteccionistas. Tal y como decía en la presentación del proyecto la propia presidenta del Cabildo, Dolores Corujo, por mantener una política exageradamente proteccionista en la isla, lo que se ha conseguido es lo contrario de lo deseado: desproteger. El mejor ejemplo lo tenemos en Arrecife, donde más de la mitad de los edificios con ciertos valores están cayéndose a pedazos.
Ahora solo falta que las instituciones públicas se pongan manos a la obra y alienten a las Unidades de Patrimonio insulares y municipales para que esas propuestas lógicas del Colegio de Arquitectos se pongan en marcha. Y seamos realistas, va a hacer falta mucho más que una presentación cargada de buenas intenciones para que esto se ponga en marcha, necesitaremos voluntad política para que Arrecife pueda salvar lo que todavía pueda ser salvado. Y no empeñarnos en hacer un catálogo de protección de viviendas sin más.
La pena es que este debate no se hubiera hecho hace 20 años, aunque nunca es tarde si la dicha es buena.