La Joven Orquesta de Canarias lleva el sonido de las islas al ámbito sinfónico
La obra Tamat, encargada a Benito Cabrera, se podrá disfrutar el domingo 16 en Jameos del Agua
Tras recorrer escenarios de La Palma, Tenerife, La Gomera y El Hierro, la Joven Orquesta de Canarias (JOCAN) continuará esta semana en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote, donde volverán a interpretar 'Tamat', la obra encargada a Benito Cabrera que está teniendo una gran acogida por parte del público. Con ella, la joven formación lleva los sonidos de las islas al ámbito sinfónico en una gira encabezada por el maestro Víctor Pablo Pérez y en compañía del prestigioso chelista Guillermo Pastrana, intérprete solista del concierto para Violonchelo de F. Gulda con la que se completa el repertorio.
'Tamat' está integrada por ocho movimientos con sonidos que nos guían por cada una de las islas y que llevan por título el apelativo en lengua aborigen de cada una de ellas, salvo Fuerteventura que se ha optado por el nombre antiguo latino Erbania. El resto de los temas se denominan Achinech (Tenerife), Canaria (Gran Canaria), Titerroygatra (Lanzarote), Benahoare (La Palma), Gomera, Graciosa y Esero (El Hierro). Una obra que crea una singular simbiosis entre la música popular, los sonidos de nuestra tierra y la música académica, un paseo por los sonidos más profundos de Canarias que descubre sus esencias más auténticas. La orquestación de esta obra ha estado a cargo del músico y compositor canario Eduardo Purriños.
Los conciertos de esta semana serán mañana jueves 13 en el Nuevo Teatro Viejo de Arucas, en Gran Canaria (19:30 horas), el viernes 14 en el Auditorio de Antigua, en Fuerteventura (19:30 horas), y el domingo 16 en los Jameos del Agua, Lanzarote (12:00 horas). Las entradas se pueden conseguir en www.ecoentradas.com, o en taquilla, al precio especial de 5 euros.
Concierto para Violonchelo de Gulda
La gira incluye también la interpretación de la explosiva obra para violonchelo de Gulda, compuesta por el austriaco en 1980 inspirándose en la música de los últimos siglos, de forma que la pieza puede considerarse un viaje de media hora por la creación musical del siglo XVIII hasta la década de 1970, siendo un claro ejemplo de posmodernismo. Junto a un conjunto de vientos, batería, guitarra y contrabajo, el solista se recrea en momentos como el propio arranque del concierto, en el que el chelo haces las veces de guitarra eléctrica, imitando sonidos y movimientos.