Soy pastafari
Por Alex Solar
La concesión de una medalla por el Ayuntamiento de Cádiz a la Virgen del Rosario ha despertado, cómo no, una nueva polémica por las actuaciones de Kichi, el famoso alcalde podemita gaditano. Pablo Iglesias ha tenido que defender lo indefendible, viniendo de un ateo, diciendo que ha actuado “de una manera muy laica” (¿?) demostrando respeto a “los sentimientos populares”. Y ha agregado que “los urbanitas de izquierdas” deben “respetar esas tradiciones tan arraigadas en el pueblo”.
A mí ambas cosas, el respeto a la tradición y a los sentimientos, me parecen muy bien. Siempre y cuando ese respeto sea mutuo por parte de los creyentes hacia los que no profesamos una fe. Porque a los ojos de los cristianos, los que no atribuimos carácter divino a su líder o incluso dudamos de su existencia histórica, no somos sino pobres almas descarriadas a las que habría que socorrer antes de que caigamos en el Infierno por nuestros pecados. Y no quiero echar la vista atrás y desenterrar agravios históricos, hogueras ni inquisiciones.
En cuanto a la definición iglesiana (pablista) de “urbanitas” zurdos, una precisión: ¿somos urbanitas los que rechazamos el confesionalismo de este estado español, donde la blasfemia es un delito, las fiestas religiosas paralizan la marcha del país para moros y cristianos, se subvenciona y favorece a determinada fe , discriminando a otras?... ¿Acaso no son urbanitas los que viven en ciudades que no sean megalópolis (Cádiz tiene 118 mil habitantes)? No voy a meterme en el berenjenal de intentar definir el calificativo de este colectivo que señala Iglesias. Ser de izquierdas hoy no sé lo que significa, tras las declaraciones del Pedro Sánchez de antes y de ahora, por ejemplo. Y las actuales, a las que me refiero, de Iglesias. Conmigo que no cuente, ni como urbanita ni nada, para dar medallas a una efigie.
Leo en la noticia de la polémica concesión de ese distintivo honorífico municipal, que los “pastafaris” exigen idéntico reconocimiento para su deidad, el Monstruo Espagueti Volador. Por si acaso no lo han visto, esta “iglesia” paródica, surgida hace algunos años en Estados Unidos para protestar contra la inclusión de la enseñanza de la hipótesis del “diseño inteligente” (un nombre para encubrir las teorías religiosas conservadoras basadas en la Biblia) en las escuelas, en igualdad de condiciones que la teoría científica evolucionista, celebra sus reuniones con espagueti y albóndigas , vestidos de piratas, con un colador de pasta como sombrero y con una cruz con un tenedor. He ido a su página web, y he descubierto que tienen un grupo en Alicante, donde han celebrado un Congreso y practicado un ritual junto al mar para espantar medusas, hace unos días. Tengo la tentación de sumarme a ellos, porque me encantan las albóndigas y también la pasta, y porque ya que no me gustan las vírgenes, los curas, no soy urbanita ni de izquierdas, en algo tengo que creer. Y el monstruo creador del Universo, que dicen sus seguidores lo creó con unas copas, me merece todas mis simpatías.