‘Ordinalidad’
Desde que los republicanos filtraron el acuerdo con el PSC para hacer president a Salvador Illa, llevo un par de días preguntándome quien será el tipo ocurrente que inventará los palabros con los que los partidos esconden lo que realmente hacen o pretenden hacer. Lo que se va a poner de moda en las próximas semanas es la ‘ordinalidad’, una ocurrencia que aparece en el documento de Esquerra, y que encubre la reducción de la solidaridad de los territorios ricos con los territorios pobres del país. En efecto, el acuerdo alcanzado entre el PSC y la dirección de Esquerra, que hoy será sometido a la definitiva aprobación de las bases republicanas, limita la solidaridad de Cataluña con el resto del Estado en el nuevo modelo de financiación. Cataluña saldrá del régimen común de financiación y pasara a tener un sistema ‘a la carta’, con el que podrá “gestionar liquidar, recaudar e inspeccionar” el cien por cien de los impuestos en su territorio, y estableciendo que la aportación a las finanzas nacionales integrará dos aspectos: uno, la compensación por los servicios que el Estado presta a Cataluña, que se establecerá a través de un porcentaje de participación del Estado en el total de los tributos; y dos, una “aportación a la solidaridad” que debe “ser explícita” y reflejarse en los presupuestos “de forma transparente”. La frase es puro bla bla bla; dónde realmente se deja meridianamente claro el asunto, es cuando se aclara que la Generalitat tiene que contribuir a la solidaridad con las otras comunidades autónomas para que los servicios que presten los gobiernos regionales a sus ciudadanos ‘puedan’ alcanzar niveles similares, pero siempre que el esfuerzo fiscal sea también parecido. En cristiano: los servicios que preste Canarias a su gente, se parecerán a los que presta Cataluña sólo si Canarias consigue cobrar la misma cantidad de impuestos per cápita que Cataluña. No hace falta ser ingeniero nuclear, ni ser capaz de resolver integrales, para comprender la inanidad del diserto: Canarias no va a cobrar la misma cantidad de impuestos que Cataluña hasta que la Sargantana pallaresa (Iberolacerta aurelioi), lagartija local, críe pelo.
Pero además -por si hubiera dudas de por dónde van los tiros-, los redactores de Esquerra han incorporado el nuevo palabro -la ‘ordinalidad’– como concepto que explica el formato para repartir el dinero: con la nueva financiación pactada –que resulta que no es sólo para Cataluña, sino para toda España, sin que nos hayan preguntado- lo que llegue a las regiones será ordenando las transferencias totales en una escala de mayor a menor, en función de lo que ellas mismas recauden. En serio: “las contribuciones de las comunidades autónomas por habitante, ordenadas en una escala de mayor a menor, deben mantener el mismo orden que la escala de lo que reciben”. Eso han firmado los negociadores republicanos y socialistas, y a eso lo han bautizado principio de ‘ordinalidad’.
En nuestro país, y en todos los del mundo, desde la desaparición del Antiguo Régimen, los impuestos son cada vez más progresivos: paga más quién más tiene, para poder atender las necesidades de los más desfavorecidos. Esa es la norma para las personas, pero también para los territorios. Es lo que hacen los paises con sus regiones, y la Unión Europea con los países. Con el modelo que se plantea ahora de financiación, el dinero que se recaude se repartirá dando más a los que más impuestos cobren, y menos a los que cobren menos. Desaparece la idea de convergencia, que permite a las autonomías con menos recursos, más dificultades, más pobreza, o más despoblación –Andalucía, Extremadura, Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Galicia…- acercarse poco a poco a las de más renta. Con el nuevo formato de financiación, Cataluña exige que su aportación ‘solidaria’ se rija por la ‘ordinalidad’. Es como plantear que los contribuyentes más ricos tengan el derecho reconocido a recibir mejores prestaciones en la Seguridad Social, a que sus hijos tengan mejores profesores en la Educación Púiblica, o sus coches circularan por mejores carreteras.
Sé que parece que es imposible que algo así este ocurriendo, pero eso es lo que figura en el acuerdo que ayer suscribieron también los Comunes de Ada Colau para montar el tripartito, y que ya sólo depende del visto bueno de las bases republicanas. Si se acepta esa financiación, no hace falta ni hablar del reconocimiento por tercera vez del conflicto que enfrenta al Estado con Cataluña, de la creación de una nueva mesa de negociación para el reconocimiento nacional de Cataluña y su referendo ciudadano, de la inmersión lingüística a pesar de las sentencias judiciales, o de la creación de selecciones deportivas de la nación catalana.
El progresista Pedro Sánchez se descolgó ayer considerando que es un acuerdo “magnífico” para España, “porque permite avanzar en el federalismo”. Pues eso, progresismo de cartón y pasarse la Constitución por el forro. Es lo que hay. Y menos para los que más lo necesitan.