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Lejanía e insularidad, asignaturas pendientes

Por Antonio Coll

 

Fueron los Reyes Católicos los  que reconocieron las singularidades de las Islas Canarias y en consecuencia implantaron exenciones fiscales y fue en 1852 cuando se estableció  la ley de Puertos Francos de Bravo Murillo que significó un régimen de franquicias fiscales muy importante para la compleja economía canaria, por su lejanía de la metrópolis y la misma insularidad.  Fue en 1972 cuando aparece el Régimen Económico Fiscal de Canarias y a partir de 1991, se adapta la misma ley con las medidas de la Unión Europea.  Pero con el paso del tiempo se demuestra su insuficiencia para las exigencias de Canarias,  porque su modificación, en 1994, tampoco sirvió para mejorar la vida de los canarios.  Desde muchos estamentos, como el Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico (CAPTE)  se redacta un documento prioritario para el periodo 2014-2020 donde se marca las líneas básicas de trabajo para la renovación y actualización del REF con el objetivo de “asignar un papel protagonista a los recursos humanos”,  todo encaminado a la creación de empleo, para disminuir tajantemente el paro en las islas.  También contempla el informe  “la ultrapericificidad de las universidades canarias, maximizar  el aprovechamiento de los recursos naturales, eólico y solar,  establecer una fiscalidad diferenciada y reducida a las energías renovables”.  Igualmente expone que es necesario fijar la participación de las islas “en el canon concesional por la extracción de hidrocarburos de yacimientos de dominio público”.

 

Otro aspecto de vital importancia que se recoge en el informe del CAPTE en sus líneas estratégicas es la potenciación del principal sector económico, el turístico, impulsando notablemente las infraestructuras portuarias y aeropuertos.

 

Bien es sabido que,  actualmente, la dependencia exterior de Canarias, en todos los ámbitos,  es muy intensa,  “desde el turismo  hasta el abastecimiento de los productos básicos de consumo”.  Se hace hincapié para tenerse muy  en cuenta las oportunidades que ofrecen  muchos países de la costa occidental africana y “los servicios que se pueden ofrecer desde las islas”.  Impulsar sectores sensibles  como la agricultura, la pesca y la industria, también constituyen factores  preferenciales para la competitividad del modelo económico canario.

 

Simplificar, en todos los aspectos,  la burocracia administrativa, es una cuestión prioritaria y determinante.  Por eso,  el nuevo REF tiene que ser un instrumento útil y operativo que,  definitivamente,  reconozca la realidad geográfica de Canarias y sus verdaderas necesidades.  Estoy de acuerdo con el PP que en el último Congreso se planteó nuevas enmiendas para el REF, entre otras, se destaca el reconocimiento de la realidad insular y, sobre todo,  el papel fundamental de los cabildos insulares, corporaciones históricas,  para una nueva construcción de Canarias y su gestión en el desarrollo económico y social de las islas.  Hay muchos más aspectos económicos y fiscales en el texto del REF, pero para no extenderme más, esperaré a que se aprueben las modificaciones y que esta vez, muchos aspectos, no queden en papel mojado.  Porque desde la crisis económica, el papel del REF se ha descubierto que ha servido de muy poco, sobre todo,  en la cuestión de financiación pública. Sus deficiencias estructurales ha sido el denominador común, desde hace varios años. Y el REF también debe de servir para épocas económicas inestables.  

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