PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

La reputación según el capitán Corral Escariz

Por Francisco J.Chavanel (Publicado en Canarias 7)

 

 

El personaje: el capitán de la UCO, Vicente Corral Escariz. Coinstructor del caso Unión con el juez Pamparacuatro y el fiscal Ignacio Stampa. El dueño de la Gnome con la que grabó Carlos Espino a Fernando Becerra. El protegido de Juan Fernando López Aguilar, Rubalcaba y Zapatero. Uno de los tres responsables de la seguridad de Zapatero cuando éste fue presidente de la Unión Europea desde julio de 2009 hasta el último día de diciembre del mismo año. Corral fue contratado por tres semestres consecutivos nada más finalizar su intifada de detenciones de mayo de 2009. Encarcelar a los “culpables” y ascender a Bruselas fue casi lo mismo. Multiplicó su sueldo por cuatro. Y lo ascendieron. El responsable de haberse llevado las pruebas del caso Unión a la sede de la UCO en Madrid, reclamadas en 2012 por la jueza Lucía Barrancos.

 

Tengo un libro suyo en mis manos. Título: “La lucha contra la corrupción urbanística en España”, editado por Tirant lo Blanch en 2014. El libro del hoy comandante es prologado por Antonio Salinas Casado, fiscal jefe contra la corrupción, nombrado en su día por Juan Fernando López Aguilar durante el reinado de Zapatero. Dios los cría… En el capítulo de agradecimientos no se olvida de algunos amigos. Por ejemplo: de Ignacio Stampa, de la “Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo de Lanzarote”… Vaya, cuántas correrías juntos.

 

En las páginas 240 y 241 localizo el capítulo “Tratamiento de los detenidos”. Ardo en deseos por conocer la “medicina Corral” y compararla con sus actuaciones en la vida real. Vicente Corral cuenta: “El 9 de julio de 2010, en el marco de una operación contra la supuesta corrupción urbanística de Villanueva de la Concepción, agentes del Seprona de la Comandancia de Málaga procedieron a la detención de una persona, a la sazón profesor de derecho administrativo de la Universidad de Málaga y exasesor de urbanismo de dicho consistorio. La detención fue llevada a cabo por tres agentes uniformados en el despacho que dicho profesor ocupa en la universidad, desde donde fue conducido esposado hasta el vehículo oficial bicolor (…). Estos hechos fueron presenciados lógicamente por los alumnos de la facultad, y además inmortalizados por reporteros gráficos y audiovisuales”.

 

La descripción del comandante recuerda a un típico asesinato de imagen. Persona muy conocida en la sociedad, detenida con todo tipo de publicidad, delante de cámaras y fotógrafos, abundando en su descrédito público y en la inmolación de su prestigio. Parece un episodio del caso Faycán, Eólico, o Unión.

 

El comandante continúa con su prosa: “A petición del Colegio de Abogados, la Fiscalía abrió diligencias para esclarecer los hechos (…)”. Enorme diferencia. La Fiscalía canaria, en todos los casos citados, fue un cómplice más de los asesinatos de imagen, colaborando incluso con los medios de comunicación en el paseíllo de los imputados… Sigo: “El fiscal afirma que no obstante, es obvio, como se aprecia claramente en los reportajes fotográficos unidos al escrito de denuncia, que la forma y el modo en que fue conducido el detenido por el interior de la facultad, desde su despacho hasta la puerta principal –esposado y tirado de las esposas por un agente- violaron el artículo 520 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal”. Según la Fiscalía “la detención debería haberse efectuado de modo reservado y discreto, tal como lo propuso reiteradamente la decana de la Facultad de Derecho. La detención se produjo de forma que perjudicó gravemente a la persona y reputación del imputado, lo que impone actuar en la vía disciplinaria, por cuanto los hechos podrían residenciarse como falta muy grave”. El escrito finaliza dando cuenta del escrito al Coronel Jefe de la Comandancia de Málaga “para que depure, en su caso, las correspondientes responsabilidades disciplinarias”.

 

Si el comandante Corral Escariz se hubiera activado en la Universidad de Málaga con su conocido ánimo sanguinario en Unión, hoy estaría probablemente fuera de la carrera. Puede darle gracias al Altísimo de que Lanzarote sea ese lugar que casi no existe en el mapa. Y me temo que si por aquí se practicara la doctrina del artículo 520 de la Ley de Enjuciamiento Criminal con toda seriedad no hubiéramos soportado la ola de terror que cayó sobre la sociedad canaria en general, ni tampoco shows de pamparacuatros ni stampas. Es el ego sin medida y los deseos de promocionarse del comandante Corral los que procuran su hipócrita descubrimiento, poniendo de manifiesto un ejemplo absolutamente contrario a su violenta forma de actuar, donde no existe el menor respeto al detenido.

 

Ha escrito un libro digno de un cuentista. Vicente Corral y sus “ucos” fueron los que utilizaron un helicóptero para transportar a un político de Gran Canaria a Lanzarote, a las ocho de la mañana, delante de cámaras y periodistas, esposadísimo para eliminar cualquier asomo de su inocencia. Es el mismo profesional que ordenó la detención de uno de los encausados a las siete de la mañana mientras descansaba en una casa rural de Tarragona. Lo hizo, cómo no, delante de su esposa y de sus hijos. Y seguidamente intentó internarlo en la prisión de la Modelo de Barcelona para ponerlo en remojo, separarlo de su familia y de su entorno, coaccionarlo para que relatara las verdades que nunca obtuvo.

Comentarios (9)