Jugársela al uno contra uno
Andrés Martinón
La sorprendente victoria de Oswaldo Betancort sobre Dolores Corujo en las últimas elecciones al Cabildo del 28 de mayo puede tener múltiples lecturas. Como análisis elemental y nivel Primaria se podría decir que se produjo un castigo de una población que no aceptó su forma de gobernar. Y sobre todo fue castigada por unas 1.800 personas que quedó constatada que votó al PSOE en sus municipios y que no lo hizo en la urna del Cabildo.
Dicho esto, yo añadiría que la campaña realizada por Oswaldo fue correcta. No entrar en el cuerpo a cuerpo ni bajarse al barro. Vender una imagen limpia y trazar una estrategia que le acabó dando la victoria. ¿Cuál fue la clave? Pues que convenció a la gente de que o le votaban a él o votaban a Corujo y su jefe de gabinete (puestos a decir la verdad, yo creo que la gente castigó más la figura de Carlos Espino). Vendió de una forma respetuosa que el resto de formaciones presentaban candidatos de poca solvencia y que si lo que querían era no ver a Corujo cuatro años más presidiendo el salón de plenos le votaran a él. Y así fue. 69 votos de diferencia. 69 argumentos legítimos.
Siempre me ha gustado el deporte y, en especial, el baloncesto y en este deporte de la canasta hay un tipo de jugada que me parece se asemeja mucho a la táctica utilizada por Oswaldo Betancort: jugársela al uno contra uno. Quien sepa algo de basket sabe que esta práctica se utiliza cuando en el cinco contra cinco no eres superior pero sí puedes ser mejor en un duelo mano a mano entre un atacante de tu equipo y un defensor contrario. Los cuatro jugadores restantes le hacen un ‘aclarado’ al que se la va a jugar, es decir, se separan mucho de los dos jugadores que van a jugar el uno contra uno, de tal manera que ningún defensor pueda hacer ayudas.
Dicha esta breve y no sé si clara explicación baloncestística, Oswaldo se la jugó contra Loli. Se hizo un aclarado y dejaron fuera a candidatos que podrían robarles votos, digamos el PP o Podemos, en los dos sentidos del espectro. Y como dije en un artículo anterior, Oswaldo Betancort tiene estrella y Loli la tenía, pero se la llevaron a un agujero negro y su energía se disipó.
Pero lo curioso es que se puede repetir la jugada del uno contra uno en las elecciones del 23 de julio. Sí. Se podría dar en el Senado donde el candidato socialista Manuel Fajardo Palarea parece tan superior al resto que, si éstos se reparten sus inferiores guarismos electorales, se producirá una nueva victoria del último senador por Lanzarote. Sin embargo, aquí el ‘aclarado’ más peligroso para el socialista sería un uno contra uno contra Jeziel Martín, un joven ingeniero que no presenta experiencia, pero tiene una marca: llamada Partido Popular. Si Jeziel sabe hacer ese mano a mano, no tropieza, la ola de Feijóo viene fuerte, los astros se alinean y el veraniego día del 23 de julio genera una extraña forma de votar, solo así, habrá cambio en el nombre del senador por Lanzarote.