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Saavedra, Manrique y Lanzarote  

 

 

  • Lancelot Digital
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    La muerte de Jerónimo Saavedra, el primer presidente autonómico de Canarias, tras el estatuto de autonomía de 1982, a la edad de 87 años, ha sido motivo de consternación en Canarias y en Lanzarote donde siempre tuvo una mirada especial, posiblemente por esa amistad que mantuvo con César Manrique hasta la muerte del artista. Jerónimo Saavedra fue un hombre que cogió Canarias con casi todo por hacer. Una sociedad bastante empobrecida tanto en el ámbito cultural como en el económico. Por eso, su gran apuesta fue la Educación, puso el acento especial en esa asignatura todavía pendiente y muchas veces suspendida en las islas. También a él se deben los primeros avances en la mejora de la Sanidad Pública, que a pesar de todo, podemos decir que es una buena Sanidad más allá de la tortuosas esperas para que te reciba un especialista o te operen. Además, fue un hombre pragmático que apostó por el Turismo como una actividad económica esencial para el desarrollo económico de las islas, cuestión que no siempre fue entendida por los más radicales de sus propias filas.

     

     

    Un político que huyó del sectarismo y la mediocridad

    Una de las reflexiones que hacen hoy muchos sobre la muerte de Saavedra es la de que ha desaparecido un hombre bueno, listo, inteligente, moderado y que siempre trató de dejar una lección tras una decisión. Sobre todo, contrasta su forma de ser abierta y de consenso, esa mirada crítica, con el sectarismo y el muchas veces soez comportamiento de la clase política en los últimos años, por su puesto también en su partido. O principalmente en su partido que siempre fue un espejo donde mirarse y que hoy nos devuelve una imagen distorsionada de la realidad. Mucha pobreza intelectual, pero sobre todo muchos paniaguados que matarían por el jefe porque carecen de otra forma de vida que no sea la política. La muerte de Jerónimo Saavedra, que posiblemente vivió estos últimos meses molesto con lo que se gestaba en España con la investidura de Pedro Sánchez, debe servir para que algunos de su propio partido, y de otras fuerzas políticas, recapaciten. Posiblemente criticó que la Presidencia de Sánchez fuera a cambio de una amnistía por conseguir los 7 votos de Junts. Con sus sombras y sus luces, Jerónimo fue un ejemplo de político comprometido con la actividad pública, con la enseñanza y con la búsqueda de la igualdad.

     

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