Un comunicado para enmarcar
Si no fuera porque, a estas alturas de la película, ya nadie se asombra por las mentiras políticas, ya que no tienen ningún coste electoral, sería para enmarcar el comunicado del PSOE criticando duramente los casi 70 millones que el Cabildo de Lanzarote se ha comprometido a invertir en mejoras de una de las redes de abastecimiento que más pérdidas genera, casi el 60% de lo que produce. Más de la mitad del agua que se genera en la isla se pierde en unas infraestructuras, ya no obsoletas, sino literalmente sancochadas en pleno siglo XXI. La crítica de los socialistas, que se llevan las manos a la cabeza por semejante inversión y aseguran que ese dinero solo beneficiará a Canal Gestión (señalando que son ellos y solo ellos los que deberían asumir la totalidad del coste de las obras, sin tener en cuenta que esa no es en absoluto su obligación, ni lo que pactaron), resulta insólita.
Un milagro que no llegara
Y es insólita porque las inversiones puntuales, no se debieron realizar solo en la anterior etapa de Dolores Corujo, en la que no se invirtió ni un euro en renovación de redes, más allá de la tubería del norte, obra que venía ya de la época de Pedro San Ginés, sino que se remontan a la época de Manuela de Armas. Los 50 millones que a duras penas logró invertir Pedro San Ginés en su etapa no lograron "tapar" todos los "rotos". Y de aquellos polvos, estos lodos. Fruto de esa ineficaz gestión, todos los lanzaroteños nos "comimos" un mes de agosto con constantes cortes de agua. Y ahora, dicen los socialistas que la solución es no invertir y seguir echando balones fuera, a ver si se produce un milagro y esto se arregla solo, porque lo que está claro es que ninguna empresa va a asumir costes que no le corresponden solo porque lo pida el PSOE. Muchos creen que el PSOE se equivoca en su estrategia de desgate a Oswaldo Betancort. La población lo que quiere es que alguien coja de una vez el toro por los cuernos en el asunto del agua, y apoyan que el Cabildo se moje, no como hizo Corujo en sus cuatro años, en los que logró que, con su obsesión contra Canal Gestión, se diera un paso grande atrás en el ciclo integral del agua, con tuberías perdiendo cada vez más agua y desaladoras rotas y cogidas con alfileres.
