¿Qué pasa con Lanzarote?

No le sobra territorio a Lanzarote, eso no es discutible, sin embargo, no parece que haya manera humana de que uno solo de los proyectos que plantean un soterramiento, como el de Argana o Playa Honda, convenza a los dirigentes políticos que reparten las inversiones. Tampoco es que andemos duchos en ellas, a Lanzarote viene poco dinero y en proyectos poco ambiciosos. ¿A qué se debe? Pues nos tememos que principalmente a una suerte de políticos poco ambiciosos que, a lo largo de las últimas décadas, no han sabido pedir, ni convencer. Es la única explicación de que, en Tenerife, en Fuerteventura o en La Palma veamos como salen adelante grandes proyectos con inversiones astronómicas. Chapó por ellos. No se trata de envidiar los logros del resto de las islas, que está claro que los consiguen porque han realizado un buen trabajo para ello, pero sí de reivindicar esas mejoras para nuestra isla.

Pasan los años y pocas novedades

De la misma manera que la oposición no acababa de comprender por qué en Playa Honda no podía soterrarse parte de la autovía y ahorrar un espacio considerable, en una isla en la que el espacio está muy limitado, aprobando un proyecto de mayor coste, tampoco se entendió porque no podía ponerse en marcha un plan ambicioso y resolutivo en Argana, que solucionara y despejara una vía por la que pasan 15.000 coches a diario. Parches, eso es lo que nos queda en la isla. ¿Por qué? La única conclusión factible es que nadie piensa en Lanzarote a la hora de sacar adelante proyectos caros. Ni se plantean, y cuando los políticos conejeros reciben un primer no, agachan las orejas. Insistimos, no se trata de este Gobierno de Canarias o de España, lo que ocurre no es nuevo, es un lastre histórico que nos limita y nos impide crecer. De seguir así, la tercera isla de Canarias acabará por dejar de serlo o, al menos, de parecerlo. A veces creemos que alguien nos has hecho un maleficio o algo parecido.