Ayudas millonarias a Marruecos
Nos enterábamos en días pasados que el Gobierno de España hacía entrega a Rabat de una nueva ayuda de 30 millones de euros con el fin de contribuir al control de la inmigración ilegal. No es la primera. Desde que el gobierno de Sánchez giró su política 180 grados para hacer de Marruecos su más fiel aliado dando la espalda al Frente Polisario en su conflicto histórico, el presidente español presume de su buena relación con nuestros vecinos marroquíes. Una relación curiosa marcada por un tira y afloja económico que podría interpretarse como “si no me dan ayudas, nos hacemos los locos”. ´No ha sido ni una, ni dos, han sido cuatro las partidas económicas que España ha entregado a Marruecos, coincidiendo en la mayoría de los casos con repuntes en la llegada de pateras al país, especialmente a Canarias. Y si hay una isla afectada con esta situación es la de Lanzarote, a la cabeza en la recepción de pateras en lo que va de 2022. Lanzarote es una isla pequeña y frágil, y sus instalaciones no son excesivamente grandes. Tampoco su dotación en seguridad y emergencias.
Así No
Consecuencia de todo esto es que, en una semana de especial intensidad en la llegada de pateras, como han sido las de septiembre u octubre, por el buen tiempo, todo se desborda. Se desbordan las instalaciones, se saturan de trabajo los cuerpos policiales, se complica mucho la situación en la isla… Está bien que Sánchez presuma de ‘buen rollo’ con Rabat, y puede que haya conseguido que se reduzca la inmigración hacia la península, pero tal vez eso no se deba a una reducción en el número de pateras, sino a un cambio de destino. Si antes llegaban a Ceuta, ahora vienen a Lanzarote, pero venir siguen viniendo. Sería interesante que, si no se cambian las políticas para controlar realmente esta dramática avalancha en la que numerosos hombres, mujeres y niños se juegan la vida, y muchos la pierden en el camino, al menos se dote a la isla del personal, material e instalaciones necesarias. Además, no es el único problema que tiene el gobierno de Sánchez. Marruecos está construyendo en la zona neutral, conocida como tierra de nadie, a unos 500 metros de Melilla. Rabat está ejerciendo en esa zona pactada como neutra plena soberanía y jurisdicción. España tiene un problema, quiera o no quiera verlo. Aunque, de momento, el problema está siendo realmente nuestro.