Este fin de semana, escapada a La Graciosa
Marzo es el momento ideal de visitar este paraíso natural, antes de que comience el calor y la isla cuelgue el cartel de completo
Este fin de semana les proponemos un plan distinto, para el que, eso sí, tendrán que madrugar un poco. Pasada la locura de los carnavales, la primavera comienza a asomarse tímidamente y es ahora, antes de que llegue el calor y resulte imposible encontrar alojamiento, cuando es interesante hacer una visita a la Isla de La Graciosa.
Situada al norte de Lanzarote, La Graciosa es, con apenas 27 kilómetros y una población de 600 habitantes, la mayor de las islas que componen el Archipiélago Chinijo. A La Graciosa hay que ir a perderse, a disfrutar de la paz, del silencio y de la tranquilidad y la belleza de sus playas naturales y solitarias. A disfrutar de sus gentes y de la naturaleza. Y es que La Graciosa es uno de los pocos lugares de Europa donde todavía no hay carreteras asfaltadas y donde el silencio es un atractivo más, pero no el único.
Llegar no resulta difícil. Para aprovechar bien la jornada, aconsejamos despertarse temprano el sábado y dirigirse al Puerto de Órzola. Allí se podrá coger uno de los barcos de Líneas Romero (www.lineasromero.com) o de Biosfera Express (www.biosferaexpress.com), aunque también es posible llegar a la isla en taxi marítimo. El precio, ida y vuelta, es de unos 20 euros adulto.
Aunque la isla dispone de dos pensiones, de un camping y de numerosos apartamentos de alquiler, es recomendable haber reservado previamente para no llevarse sorpresas. Una vez asegurado el techo en el que pasar la noche, las posibilidad son numerosas: pasear, alquilar una bicicleta, dar un paseo en barco, comer pescados locales en alguno de los restaurantes de la isla, tomar el sol y bañarse o disfrutar de un buen café frente al mar. Todos pequeños placeres que no tienen precio.
Comer como Reyes en la octava isla
Un buen vaso de vino lanzaroteño y un caldo de pescado, una vieja, unas lapas con mojo o unas papas arrugadas son experiencias obligadas en la octava isla. De noche, no faltarán los bares donde tomar una copa, aunque el simple hecho de poder pasear a la orilla de su litoral, es todo un regalo.
Lo mejor para la mañana del domingo, es aprovisionarse en el supermercado local y hacer una excursión a alguno de los rincones más alejados de La Graciosa. Y, si es posible, acercarse hasta Pedro Barba, visitar Montaña Amarilla y darse un baño en la Playa de las Conchas. Regresará a casa en la tarde del domingo, agotado pero lleno de fuerzas para asumir la nueva semana.