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Oxígeno para la “olla” de Coalición Canaria

Por Antonio Coll

 

 

Generalmente, cada cuatro años, suele estallar la “olla” de Coalición Canaria, porque se calienta en demasía, y es normal que muchos “garbanzos” salgan quemados o, en el caso que nos ocupa, trasquilados. El gallinero de CC cuenta con 21 años de existencia y, a pesar del tiempo transcurrido, aún no se ha convertido en un partido “formal” con el nombre Partido Nacionalista Canario (PNC), que a todas luces sería lo normal. Pero la historia se repite. Ahora, la baja presentada por uno de los “cerebritos” de la coalición, Fernando Ríos Rull, ha encendido aún más la “olla”, sobre todo, por las declaraciones realizadas, en contra del nuevo candidato a la presidencia del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo y de sus seguidores. Es la primera batalla y se intuye que tras la baja se esconde alguna estrategia, encaminada a desestabilizar a la primera fuerza nacionalista canaria. Naturalmente, la polémica está servida, pero, también es posible que las discrepancias actuales solo tengan heridas que se curen con simples “tiritas”. Siempre ha ocurrido en CC, cuando se acerca las elecciones locales y autonómicas. Es cierto que, ahora, el panorama político no es el mismo y las tres formaciones políticas mayoritarias y tradicionales: CC, PP y PSOE, se encuentran con las cartas marcadas y “desprestigiadas” por una mayoría electoral indignada y cabreada por las posiciones inmovilistas en general. El descontento social es palpable. Para muchos sus formas de gobernar, están agotadas. El desempleo, como primer problema para los canarios, no se ha sabido solventar, con reformas estructurales y cambios, en el modelo económico y productivo de las islas. En la actual legislatura, que tiene su fin el próximo mes de mayo, se ha perdido mucho tiempo en cuestiones intrascendentes, como los sondeos de hidrocarburos por parte de Repsol. Ahora, las estrategias erróneas llevadas a cabo por CC y PSOE, se percibe como un revés, circunstancia que, posiblemente, le puede pasar factura. La gente no ha entendido tanto barullo por lo del petróleo y, a la misma vez, no se tomaban medidas para frenar la lacra del paro.
Muchas siglas y muchos gallos

 

El nacionalismo canario necesita de menos siglas y de menos “oportunistas”, porque solo conduce a una paulatina situación de descomposición. Yo no sé si ese panorama se está produciendo. Pero el nuevo atolladero en la que se está embarcando CC, no ayuda para nada las expectativas en los próximos comicios. En similar realidad, también, se hallan los partidos de ámbito estatal, aunque los motivos son diferentes, no dejan de ser alarmantes, si nos llevamos por los continuos sondeos electorales que se vienen realizando. Para el PP, todos los indicadores macroeconómicos le son favorables, aunque, bien es cierto, que aún el crecimiento es tímido y lleno de incertidumbres. La caída del precio del petróleo, la depreciación del euro y el aumento del consumo, naturalmente son tendencias positivas, pero nada más.


La irrupción de la nueva formación política Podemos, en el ámbito del Reino de España, y las estimaciones al alza en los próximos procesos electorales, puede contribuir a un panorama nuevo, en el espacio político español y canario. En el archipiélago aún no se poseen datos suficientes para saber, a ciencia cierta, hasta dónde puede llegar su arrastre electoral. Pero de una forma u otra, recogerá los frutos de la cosecha electoral canaria. Y recolectará “frutos” de todos los partidos, incluida Coalición Canaria.

 

La unión de todas las siglas de formaciones políticas nacionalistas en un solo partido, obtendría una válvula de escape y, por supuesto, la supervivencia. Pero ambiciones personales o ideológicas, son cuestiones de mucho peso para sortear tantos “enemigos internos” y construir los cimientos de un partido nacionalista, capaz de contribuir a la gobernación de una comunidad segmentada como el archipiélago canario. En el gallinero nacionalista existen demasiados gallos y será tarea difícil la convivencia y la propia unión. Sin embargo, ya nada nos puede sorprender porque la costumbre a vivir en la sinrazón, alejada de la realidad social y política, prevalece año tras año. Y claro, sin afrontar con pragmatismo los acontecimientos, la sociedad canaria, no encontrará la “válvula de escape”, para un porvenir mejor y decente.
Yo no temo el futuro. Temo la estupidez.

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