Lomloe Lomce, Loe, oleole
Andrea Bernal
Si la educación se considera uno de los pilares esenciales en una sociedad, debería preocuparnos, y mucho, que las leyes educativas sigan cambiando con tanta frecuencia legislatura a legislatura.
Nos olvidamos que somos nosotros, los ciudadanos, la propia política. No son ellos, las voces de un Congreso que delira, las que pueden jugar a zarandear nuestro futuro. Nos han acostumbrado a asumir, a masticar, a conformarnos. Pero si queremos transformar la sociedad debemos criticar, debemos reflexionar, y debemos ante todo aprender de los clásicos, pues por paradójico que esto parezca, no hay revolución más grande que volver a ellos en la sociedad actual.
La Lomloe, es otra fiesta más en la costumbre de cambiar leyes de educación por cada nuevo gobierno.
Ninguna ley puede fructificar, como ningún fruto, si no asienta, si no reposa, si no toma un tiempo considerable de costumbre en la enseñanza. Los niños de este país son árboles que podan cada dos años y en los que se injertan nuevas ramas y se mezclan aleatorios frutos sin pensar en las consecuencias.
Una educación no memorística puede tener sentido. Adquirir competencias puede tener sentido. Cualquier tiempo pasado no tiene por qué ser mejor. Lo que no tiene sentido es empezar a construir sin cimientos.
Aprender siempre precisará de contenidos. Y ojo, que por contenidos entiendo una red en la que también está envuelta la vida. Eso propuso Platón, eso propuso Wolf, eso ha propuesto Edgar Morin, eso han propuesto tantos…. Maquillar bajo competencias no une, no fabrica, no enreda. Muy al contrario, sigue encorsetando y espaciando habilidades de modo cartesiano. Un ser humano no son ocho competencias si no sabe crear de ellas una red de aprendizaje.
El contenido básico debería ser leer. Esa asignatura siempre pendiente. Aprender a leer el mundo, aprender a leer los clásicos, aprender a leer la prensa. Aprender a leer con pasión, aprender a pensar, aprender a interpretar, ser manos unidas por textos comunes.
¿Cómo adquirir una competencia ciudadana sin entender lo que es una polis, sin leer o reflexionar sobre la misma? ¿Cómo adquirir una competencia lingüística sin entender un texto? ¿O se trata solamente de hablar mucho -o muchos idiomas- y mal? ¿Es la cantidad lo que debe ganar frente a la calidad? ¿Apostamos por espíritus emprendedores que pretendan crear empresas, ser Youtubers, expertos en marketing? ¿O no será mejor crear un espíritu emprendedor ético que fomente la creación de fundaciones, ayudas humanitarias, ONGS, para lo cual es requisito previo una formación esencial de los Derechos Humanos y el mundo complejo en el que vivimos?
Lo primero que debe tener un ser humano para aprender es curiosidad, y esta curiosidad solo se crea abriendo los ojos ante un mundo de múltiples y diversos contenidos. Miren la hoja del fresno, aprendan con ella. Su leve caída también es gravedad.
Después si quieren, inventen competencias, clasifiquen lo inclasificable. Empobrezcan si cabe aún más, el futuro de un país. No se engañen, esto es la verdadera pobreza, no la económica.