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La humildad y los libros

Andrea Bernal

 

Vivo con libros que vuelan, con un gato negro llamado Pitágoras, entre miles de personajes reales e inventados. Y como Don Quijote- muchas veces- sin distinguir realidad y ficción.

 

Vivo, como todos, rodeada de imperfección. Con sombras que atrapan y ángeles que salvan a veces, inesperadamente.

 

Casi toda tragedia, es re-convertida o re-encontrada. Lo que me ha pasado a mí, les ha pasado a ustedes. Lo que nos ha sucedido, ya había sucedido antes. Le había sucedido a Proust, a Virginia Woolf, a Colette, … a Hesíodo, a Homero, a Ulises, a Sancho Panza, a Mefistófeles, a Virgilio, a Beatriz.

 

Los libros nos hablan de humildad, porque pretenden reconocer la esencia del ser humano. Una vez que el escritor deja su obra, ésta navega en la incertidumbre y se aleja o aproxima a un lector. Pasa del yo propio a la colectividad. Un lector descifrará sus códigos y será reflejo de nosotros mismos.

 

 

Escribir un libro es dar libertad a que la palabra se convierta en “yoes comunes”, es entregar conocimiento y emoción al otro y aprender que ese otro es tu mismo espejo.

 

Las palabras del Luis Mateos Díez hoy, en la entrega de su Premio Cervantes, sonaban en mí con fuerza: “Nada me interesa menos que yo mismo”. Palabras que pueden ser síntoma de humildad, pero también lo son de la buena literatura.

 

Lo que nos constituye como seres humanos está en los libros. La locura, los celos, la ira, el terror…Todo lo que se desenvuelve en caracterizaciones, en éxtasis, en supervivencia, en la ocurrencia de vivir en un “mundo incongruente”.

 

No hemos sido nunca tan “escarabajos kafkianos” como ahora. Y en un mundo rodeado de redes y tecnología, los libros nos acercan a la imaginación colectiva que el ChatGPT intenta invadir.

 

Por la sencillez y letras de los libros, viajamos a donde nunca hemos ido, atravesamos los pesares de quienes fuimos o nunca fuimos.

 

Vivo rodeada de amigos, tengo suerte. Todas mis estanterias hablan. Abro el buzón y encuentro a un nuevo miembro para mi club, un nuevo hermano. Cuando abra su primera página sabré que estará hablando de mí y también de ustedes.

 

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