Guerra y clásicos: Cuando Putin se olvidó de leer
Andrea Bernal
“Wie viele Heimatländer/spielen Karten in den Lüften/wenn der Flüchtling durch Geheimnis geht”-Nelly Sachs
La guerra de Rusia contra Ucrania nos estremece a todos estos días. En la impotencia por la lejanía geográfica del conflicto, hay sin embargo algo que sí podemos hacer para ayudar.
Desde todos los rincones del mundo se ha levantado la voz contra una guerra que como definía Erich Hartmann “Es el lugar donde los jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que sí se conocen y se odian, pero no se matan”.
Sin embargo, hay algo contundente, en soledad “común”, en continuo aprendizaje, que nos enseña y observa la verdadera realidad humana: La lectura de los clásicos. Tomen ustedes no solamente los clásicos de su país. Invadan su espacio -que es la invasión más bella- de lecturas de distintos y lejanos países.
Ellos, los verdaderos, los que quizá Putin no recuerde, son la respuesta a la condición humana. No hay cuento de Chéjov por ejemplo, que no hable del ánima del ser humano.
Tratemos de hacer, hacer, hacer, poniendo un conocimiento en práctica.
“Cuando el anzuelo se queda sujeto en el fondo, no te quejes. El llanto no me servirá de nada. Es preciso hacer algo”- N.Gogol
Si la Unión Europea pareció difuminarse en una bella utopía sin acción, confiemos en que sus bases, el propio Schiller y la hermandad establecida entre palabras -¿Quién nos dice acaso que no son ellas en su viva poiesis más verdad que cada torpe decisión humana?- nos reoriente. A todo alto mandatario habría que recordarle este bello fragmento:
“¿Qué es una nación? Un gran jardín descuidado, lleno de hierbajos y maleza. ¿Quién aceptará indiscriminadamente este punto de reunión de necedades y defectos, de exquisiteces y virtudes, y [...] romperá una lanza contra otras naciones? Dejadnos contribuir al honor de la nación en la medida de lo posible; y también hemos de defenderla cuando se le inflige injusticia. Pero ensalzarla ex profeso me parece un acto de vanagloria [...]. Sin duda la naturaleza ha dispuesto que un hombre, y también un linaje y un pueblo, aprenda de otro y junto con otro [...], hasta que finalmente todos hayan comprendido la difícil lección: no hay ningún pueblo que sea el pueblo escogido por Dios en exclusiva; todos han de buscar la verdad, el jardín de la mejor comunidad ha de ser cultivado por todos [...].”- Herder.
Putin se equivoca: “No hay grandeza donde faltan la sencillez, la bondad y la verdad”. — León Tolstói.
Toda grandeza pretendida siempre atraviesa cristales. Muchos cristales cortan hoy vidas humanas. Es nuestro deber como escritores y lectores no permitirlo. Se puede hacer. Las palabras nos indican cuál es la dirección correcta. “No me digas que la luna brilla, muéstrame el brillo de la luz en los cristales rotos”- A.Chéjov.
Estoy convencida de que el cielo naranja que estos días ven con temor los niños ucranianos tiene mucha más luz que otros lugares.