¿Es difícil el cambio?, sí ... aunque es necesario y posible (II)
Por Francisco Rubio, miembro del Consejo Asesor del CATPE
Esta serie de conversaciones trata de cómo hacer posible el cambio. Un cambio que es difícil, … aunque necesario y posible ya que existen oportunidades que se deben aprovechar. En la primera se trataron aspectos generales del cambio; en las siguientes cómo adaptarlos a Canarias, como modelo y no como patrón a seguir, para conseguir un cambio gradual, mantenido, que se alimente a sí mismo, y no disruptivo.
Se trata de añadir unas consideraciones a la reflexión de cada quién, que determine su posicionamiento y su posible conversión en agente/voluntario/apóstol del cambio.
El cambio en Canarias
A riesgo de ser atrevidos (hay que tomar riesgos) se podría pensar que hay que comenzar por una buena gobernanza, apoyada en el tejido de redes de talento y de agentes de cambio e innovación ya existentes en el territorio, o en el exterior, a los que hay que interconectar e ilusionar para que se integren en el proceso. Es la oportunidad a aprovechar.
Sobre la buena gobernanza se sugiere acceder al Informe de Catpe, en su capítulo 4º. En el mismo se indica: “Canarias necesita, como consecuencia [de la nueva sociedad], un entorno económico, social y de gobierno (es decir un régimen institucional), que permita desarrollar una gobernanza adecuada, así como que existan normas legales pertinentes, al servicio de un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo, con un cambio de paradigma y de mentalidad para la acción en todos los agentes implicados, respecto a la que tenían en la sociedad industrial”. En el figura adjunta se sintetizan sus principales características.
Aunque la buena gobernanza tiene un alcance mayor, por ejemplo: la participación de los agentes sociales y económicos en la toma de decisiones y cómo éstas son implementadas en asuntos estratégicos de especial relevancia.
La UE está impulsando, con altibajos coyunturales (?), la gobernanza en sus estados miembros, desde el comienzo del nuevo milenio. Junto a ellos ha impulsado dos conceptos relacionados: la gobernanza económica y la gobernanza multinivel, aunque esto ya son otras historias, que hoy no tocan.
El impulso del cambio debe ser colaborativo, mediante la acción equilibrada de las AA.PP. multinivel, la sociedad civil y la economía del mercado propia de la nueva sociedad. Se debe llevar a cabo de forma inteligente, integradora y sostenible, con los principios de buena gobernanza.
El cambio tiene dos aspectos a tomar en cuenta, que se deben abordar con una visión para la acción común, equilibrada y sostenida:
a.- Remediar, en las circunstancias presentes, situaciones que son verdaderamente necesarias, y que no admiten demora: es LO URGENTE, que hay que atender. Son de variada naturaleza, según las sensibilidades y prioridades de los gobiernos de cada nivel. Son cambios que no son sostenibles a medio plazo, en la mayoría de los casos. Se trata que no quede nadie en el camino. No implican cambios profundos, ni cambian las situaciones que llevaron a dicha situación.
b.- Iniciar la transición hacia el nuevo modelo y cambio de paradigma: es LO IMPORTANTE, que hay que comenzar a tejer. Implica cambios de mayor calado y transformaciones hacia la sociedad del conocimiento, basadas en las tres líneas estratégicas indicadas: las personas, los pilares y las oportunidades. El Gobierno y el Parlamento de Canarias deben acordar prioridades [pocas], teniendo en cuenta algunos de los ochos pasos de Kotter, para liderar y gestionar el cambio.
Es necesario un equilibrio dinámico entre estos dos aspectos; ambos deben coexistir durante algún tiempo. Las urgentes deberían ser de naturaleza tal que: resuelvan las situaciones creadas y que vayan en la dirección de las estrategias de cambio (de lo importante). Lo urgente es lo que preocupa a gran parte de la ciudadanía y ocupa todo el tiempo de los responsables públicos [y privados] que deben tomar decisiones. Es lo que se conoce como “el día a día”, con situaciones de impacto de diverso calado, unas más urgentes que otras, en función de nuevo de sensibilidades y prioridades de las ideologías gobernantes y legislativas.
Por ello es importante, cada vez más, vivir y asumir valores éticos universales, anclados en identidades locales.Se trata de una idea de difícil definición e implementación, ya que un valor está asociado a la moral y lo ético, lo que resulta complicado trasladar a un plano grupal. Los valores universales, en cambio, tienen la particularidad de ser compartidos a nivel social.
El Gobierno de Canarias, en razón a su legitimidad democrática, debería priorizar qué líneas estratégicas establece para iniciar el cambio (lo importante): pocas, que sean percibidas como necesarias, efectivas, “fáciles” de generar resultados a corto plazo, eliminando barreras, lo más consensuadas que se pueda, y asegurando [con la complicidad de la sociedad civil, los agentes y voluntarios de cambio, y el mundo económico] su estabilidad y permanencia, a la que sean sensibles los grupos políticos en la oposición en cada momento.
Por ejemplo, supongamos [sin juzgar la selección] que las líneas priorizadas fuesen:
a.- La Educación y Formación.
b.- La transformación del tejido/sectores empresariales actuales [lo tradicional]
y la búsqueda de nuevos “nichos de negocio” en Canarias [lo nuevo], a
través de un desarrollo inteligente, sostenible e integrador.
c.- La internacionalización: presencia de Canarias en un mundo de redes
especializadas y el aprovechamiento de su posición, fortalezas, tradición e
historia.
Los demás niveles de la gobernanza multinivel, podrían tomar en consideración estas líneas e integrarlas ponderadamente en sus propias identidades, prioridades, y oportunidades.
Veamos cómo se podría facilitar e impulsar el cambio en estas tres líneas, …
(Continuará)