El PSOE se va fuera para urdir ilegalidades
Por Sigfrid Soria del Castillo Olivares
El PSOE se va fuera de España y hasta de la UE a negociar el presente y futuro de España con el entorno de un prófugo de la Justicia española porque el contenido de esa negociación no se puede tratar donde debería tratarse todo lo que afecta a la soberanía nacional, las Cortes Generales donde todos los españoles estamos democráticamente representados. Y esa fuerza política que lleva urdiendo golpes de estado contra la democracia desde hace más de 100 años, el PSOE, acepta que esas reuniones clandestinas sean supervisadas por verificadores, como si nuestra actual España adoleciera de madurez democrática, de la talla de un diplomático salvadoreño cuya carrera fue impulsada por presidentes de El Salvador, prófugos y corruptos, del Frente Farabundo Martí. Veremos el perfil de otros verificadores que iremos conociendo próximamente, porque el esperpento no ha hecho más que empezar.
¿Qué es lo que negocian? Nos movemos absolutamente fuera de la Constitución, hablamos de acabar con la igualdad de los españoles, hablamos de favorecer económicamente a los casi ocho millones de españoles de Cataluña a costa del resto de españoles que estamos fuera de Cataluña, hablamos de acabar abruptamente con la seguridad social y la hacienda común, hablamos de borrar la comisión de delitos contra la unidad de España y de malversación de dinero público y en definitiva, hablamos de liquidar la España vigente sin que los españoles opinemos.
Y, ¿todo esto por qué? Porque Pedro Sánchez ha de pagar lo pactado por alcanzar el poder, con el agravante de que nada de las hediondeces que se nos presentan iban en el programa del PSOE en las últimas elecciones. Es decir, Sánchez está dando un golpe de estado pues sus votantes no votaron en absoluto las barbaridades que está haciendo, al estilo de lo que hizo en 1932 el socialista Hitler, o lo que hizo el socialista bolivariano Hugo Chávez en 1998; ambos dictadores socialistas inicialmente llegaron al poder consiguiendo votos con unos programas electorales que olvidaron al día siguiente de las elecciones.
Dado que la amnistía es una de las condiciones sine qua non para que el dictador in péctore del PSOE, Pedro Sánchez, conserve el poder gracias al apoyo contraparte de los golpistas catalanes en el Congreso de los Diputados, es precisamente la ley de amnistía la que puede dar al traste con los bastardos planes tanto de Sánchez como los de los delincuentes catalanes, pasando por los similares planes de los filoetarras, los comunistas, los bolivarianos y demás escoria política. Me refiero a que, sin amnistía, toda esta gentuza pierde, es decir, que sin esa ley liquidadora de España gana España y ganamos todos los españoles, incluyendo la mayoría de españoles catalanes y españoles vascos que desean seguir siendo españoles catalanes y españoles vascos. ¿Qué tiene que ocurrir, pues, para que la ley de amnistía no llegue a ver la luz? Que la sociedad española siga mostrando frontal rechazo a esa maldita ley y a las intenciones de Sánchez por medio de movilizaciones ciudadanas, por la oposición de jueces, fiscales, empresarios y funcionarios. Que la UE intervenga porque opte por parar los efectos negativos que tendrá la aprobación de esa ley y la derivada sucesión de catástrofes como, por ejemplo, la independencia de Cataluña y su inevitable salida de la ONU, de la UE y de la OTAN, así como los inconcebibles escenarios de desplome económico de lo que quedara de España y su brutal impacto en la propia Unión Europea. Y que la propia estructura institucional de la democracia española se oponga a este histórico atropello por el que unos pocos nos están robando la identidad a los españoles. En conclusión, para que no vivamos un infierno como el que nunca imaginaron vivir, pero lo vivieron, los alemanes del III Reich, o los cubanos de 1960, o los venezolanos del 2000 tendrá que ocurrir todo lo expuesto en los puntos anteriores simultáneamente y con contundencia.
La libertad no se implora, se conquista.