¿Dónde están los canarios?
Por Tomás M. Barona Zerolo
Yo sin quererlo nací en Canarias. Hace ya 50,… y algún año más. Mis recuerdos son de una belleza inconmensurable. Podría pensar que son productos de la imaginación de un niño en donde todo parece ser de una dimensión desconocida; pero,…, ahora, ya adulto, me doy cuenta de que mis sensaciones se ajustaban a la realidad. Era todo como un atardecer infinito. Todo estaba ajustado en una dimensión exquisita en donde los hombres y la Naturaleza que nos rodeaba eran de una armonía perfecta. Se valoraba la honestidad, la limpieza en las intenciones y todos nos encontrábamos como aulagas, como dragos, como palmeras, y...!no hacía falta nada más¡ Todo parecía transcurrir bajo un orden que nosotros ni siquiera conocíamos, y aun más demostrativo: ni siquiera nos planteamos nunca porque aquello era así. Nos despertábamos al amanecer, mirábamos a nuestro alrededor, y,..., un espectáculo lleno de sutileza y belleza nos invitaba a vivir. Aquello era como una invitación en donde todos estábamos ya invitados de antemano. Todo aquello era un regalo desde hace años anunciado. ¡Lástima de nosotros! Pensar de esa manera. Pensar que por justicia era lo que merecíamos. ¡Pobre nuestra ignorancia! Éramos hombres mimados por una Naturaleza que tuvo la delicadeza de mirarnos con ojos misericordiosos. La Atlántida. Las Islas Afortunadas. Siete islas preciosas con un clima único y gentes generosas. ¿Que nos queda de todo aquello? ¿Dónde están mis islas del alma? ¿Donde están los canarios como aulagas, dragos o palmeras?
