Cargos por silencios y favores
Por JM de Páiz
Por agradecimiento a servicios prestados al partido, por calmar las iras de no haber entrado en las listas, por tener el control de potenciales disidentes, por no revelar secretos de la formación política perteneciente, por estatus o por llenar estómagos. Por estos motivos se han creado una serie de cargos en torno a la administración canaria y estatal cuyos cometidos a día de hoy nadie logra descifrar. Eso sí, están muy bien remunerados y sin apenas obligación de rendir cuentas a la ciudadanía.
Forman una telaraña de puestos inservibles, unos totalmente aceptados y otros algo cuestionados pero permitidos amén de los tiempos por la opinión pública. Luego se encuentran los que parecen extraídos de la inventiva más compleja y enrevesada.
Aquí van algunos ejemplos de la última legislatura protagonizados por lanzaroteños: Rita Hernández, directora de Promoción Turística; digo yo que ese área podría estar englobada en la Consejería de Turismo y ser gestionada por uno de sus cientos de funcionarios. Lo mismo ocurre con la Gerencia de los Hoteles Escuelas de Canarias, que tuvo como cabeza visible a Pedro Calero. ¿Alguien entiende que Carlos Espino haya sido el portavoz de la Viceconsejería de Sostenibilidad? Rocambolesco. En vez de José Juan Cruz, supongo que un anónimo administrativo con sueldo de anónimo administrativo podría haber llevado las riendas Instituto Canario de Estadística. A efectos prácticos, todavía no sé qué aporta un senador a Lanzarote y ni Óscar Luzardo ni sus antecesores me lo han sabido explicar. Pregunta concurso: ¿Alguien sabe cómo es la cara del director insular de la Administración del Estado en Lanzarote, Juan Prat?
Añadimos casi todas las viceconsejerías, las direcciones generales, los asesores y la suma se alarga. No sólo en el Estado o en el Gobierno de Canarias, obsérvense estas prácticas también en cabildos y ayuntamientos: hay muchos, muchos que no hacen nada y a los que les pagamos… en breve conoceremos a los nuevos afortunados.
