La Fundación de Estudios Financieros presenta un estudio que tiene como objetivo acabar con el paro
La finalidad del informe “Acabar con el paro ¿queremos?, ¿podremos?: una propuesta analítica sobre la ocupación y el empleo” es debatir sobre el elevado desempleo estructural y sobre el futuro de la ocupación y el empleo en España
Lancelot Digital
Fotos: Archivo
La Fundación de Estudios Financieros (FEF) y el Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF), que preside en Canarias Francisco Javier Torres del Castillo, ha presentado hoy el estudio “Acabar con el paro ¿queremos?, ¿podremos?: una propuesta analítica sobre la ocupación y el empleo”, cuya finalidad es debatir sobre el elevado desempleo estructural y sobre el futuro de la ocupación y el empleo en nuestro país. El estudio ha sido presentado por César Molinas en ambas capitales de provincia.
El estudio consta de tres partes: las tendencias globales de la ocupación; la génesis de la anomalía laboral española”; y las reformas necesarias en España.
En la primera parte se presenta un análisis de las causas y efectos de cuatro procesos de cambio de gran profundidad que ya están transformando los mercados de trabajo de todos los países y a los que España se va a tener que adaptar si quiere evitar otra pérdida adicional en materia de empleo. Estos cambios son: la demografía, la globalización, el cambio tecnológico y el estancamiento secular.
En la segunda parte se ofrece un relato de los desarrollos históricos e institucionales que han llevado al mercado de trabajo español a la situación actual de elevado desempleo y de precariedad laboral.
En la tercera y última parte del libro se proponen las reformas que sus autores juzgan necesarias para que España supere las anomalías estructurales de su mercado laboral y para que pueda afrontar con éxito la adaptación a los vertiginosos y trascendentes cambios que ya están ocurriendo en el mundo del trabajo.
Para los autores de este libro, la anomalía del mercado de trabajo español reflejada en las elevadas cifras de paro no resulta de causas puramente económicas sino que obedece a razones estructurales, es decir, es consecuencia de leyes en vigor, de instituciones legalmente constituidas y de prácticas disuasorias de la creación de empleo establecidas desde hace décadas.
Querer acabar con la anomalía laboral española, yendo más allá de las buenas intenciones, quiere decir querer cambiar las leyes, las instituciones y las prácticas que la generan. Y esto es una tarea formidable, de ahí la pregunta ¿podremos? que figura en el título, porque esas leyes, esas instituciones y esas prácticas, no son fáciles de cambiar y existe una fuerte resistencia en determinados grupos de nuestra sociedad a cualquier reforma sustantiva.
La urgencia de la necesaria acción reformista viene acentuada, como señalan los autores, por las cuatro tendencias globales que ya están transformando los mercados de trabajo de todo el mundo. Estas tendencias son el envejecimiento demográfico, la globalización, la digitalización y robotización, y la posibilidad de que la economía global haya entrado en una fase de “estancamiento secular”.
Los autores proponen reducir el excesivo activismo judicial, que tiene efectos negativos sobre la demanda de trabajo, extendiendo la mediación que ya existe para los despidos colectivos a los individuales, entre otras medidas. Se propone también que los convenios colectivos queden liberados de la servidumbre de la cláusula erga omnes para lo cual deberían pasar a ser extra-estatutarios. También se propone racionalizar las modalidades de contratación y unificar la indemnización por despido entre todas ellas. Respecto a la indemnización por despido se propone que tenga un carácter finalista y que se destine a financiar la formación y la búsqueda de nuevo empleo. Las políticas activas de empleo deberían reorientarse para lo que se propone una batería de medidas para aumentar su eficacia.
Pero las reformas no sólo deben hacerse en el mercado de trabajo sino también en el sistema educativo, para conseguir mejorar el capital humano y aumentar la flexibilidad y empleabilidad de las personas en contextos laborales en los que habrá que cambiar de trabajo con frecuencia a lo largo de la vida laboral y en los que habrán desaparecido todas las ocupaciones que no tengan alguna componente de creatividad.
En este sentido, se proponen reformas para aumentar la competencia y la meritocracia en el sistema educativo. Se insiste en la necesidad de educar para la creatividad y para ello es necesario formar al profesorado y cambiar los métodos de enseñanza. Se reclama también mayor permeabilidad entre la formación profesional y la enseñanza generalista a todos los niveles y que los currículos profesionales se elaboren en estrecha colaboración con las empresas. El modelo de formación dual debería ser adoptado para superar la bipolaridad de la distribución de competencias profesionales.