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10 curiosidades históricas sobre las 500 millas de Indianápolis

 

Cuatro pilotos españoles han participado en esta mítica carrera en sus más de 100 años de historia

 

  • Jesús Lasso
  •  

    Desde que comenzó a celebrarse en 1911, las 500 Millas de Indianápolis han visto competir en el Indianapolis Motor Speedway a cientos de pilotos, equipos y fabricantes, que han querido poner sus capacidades a prueba en la que es una de las competiciones más exigentes, prestigiosas y también peculiares del mundo. A lo largo de su historia, que en 2019 cumple 103 ediciones, han ocurrido curiosas anécdotas y han surgido tradiciones que ya forman parte del ADN de esta prueba.

     

    Firestone, presente desde el origen de la carrera en 1911, ha recopilado las 10 curiosidades más llamativas sobre esta histórica carrera: 

     

    1. La victoria no se celebra con champán, sino con leche

     

    Al ganador de las 500 Millas de Indianápolis no lo verás descorchar una botella de champán y celebrar su victoria con esta bebida. El piloto que consigue este prestigioso triunfo recibe, siguiendo la tradición, una botella de leche. Los pilotos eligen antes de la carrera qué tipo de leche quieren beber: entera, desnatada o semi-desnatada, y la organización se la entrega tras alzarse con el triunfo. Esta tradición la inició en 1936 el estadounidense Louis Meyer, tres veces ganador de la Indy 500. Meyer seguía la indicación de su madre de beber leche para reponerse tras el gran esfuerzo que hacía durante las carreras.

     

    Gran culpa del inicio de esta tradición la tuvo la repercusión en la prensa que tuvo lo que había hecho Meyer. Desde entonces la “Milk Foundation”, una organización que promocionaba los productos lácteos, luchó para que se convirtiera en costumbre. No se siguió entre 1947 y 1955, pero a partir de 1956 se alcanzó un acuerdo comercial y la celebración con leche ha sido un ritual más de esta carrera. Solo hay una excepción desde ese entonces…

     

    2. Emerson Fittipaldi fue criticado por saltarse la tradición de celebrar con leche

     

    El brasileño Emerson Fittipaldi es considerado uno de los mejores pilotos de la historia, tal y como confirman sus dos títulos mundiales de F1, el título de la Indycar y sus dos victorias en las 500 Millas de Indianápolis. En su segundo triunfo en esta carrera, en 1993, decidió cambiar la leche tradicional por el zumo de naranja, y no porque fuese intolerante o alérgico a la lactosa ni mucho menos. Fittipaldi poseía una plantación de naranjas en Brasil y nadie como él sabía del potencial publicitario de su victoria.

     

    Esto no gustó nada a los aficionados presentes en Indianápolis, que abuchearon y criticaron al piloto, y éste acabó dando un sorbo a la botella de leche que también le entregaron. A pesar de ello, ha pasado a la historia como el piloto que quebrantó la tradición.

     

     

    3. El invento del espejo retrovisor

    El primer coche de competición que llevó un espejo retrovisor fue el Marmon Wasp, el vehículo que ganó las 500 Millas de Indianápolis en la primera edición, en 1911, con Ray Harroun al volante. Todos los coches menos este contaban con dos personas a bordo: el piloto y un mecánico que le informaba de lo que sucedía alrededor mientras competía. Harroun y el dueño de su equipo, Howard Carpenter Marmon, tras concebir un coche demasiado estrecho, acordaron sustituir al mecánico por un espejo retrovisor de 7,6 X 20,3 cm que le permitiría ver lo que pasaba tras él y competir de forma segura en el óvalo.

     

    Hubo protestas del resto de pilotos que participaron en la carrera, porque consideraban que era peligroso no llevar a alguien que le alertara de quién podía adelantarle en un circuito con visibilidad tan reducida como es Indianápolis. Cómo no, también las hubo por la ventaja que suponía no llevar a una segunda persona en el coche.

     

    Años antes de todo esto, la piloto Dorothy Levitt publicó un libro en el que recomendaba a las mujeres que conducían llevar un espejo de mano en el coche, que les serviría para “ver hacia atrás en el tráfico”. Esto no era, sin embargo, una solución permanente como la que sí que se puso a prueba en la Indy 500 de 1911. El espejo retrovisor no fue patentado hasta 1921: lo hizo Elmer Berger, a quien se acredita como inventor del a día de hoy imprescindible dispositivo.

     

    4. La primera mujer compitió en 1977

     

    A lo largo de las 102 ediciones de historia de las 500 Millas de Indianápolis, un total de nueve mujeres han participado en la carrera. La primera fue la estadounidense Janet Guthrie ingeniera aeroespacial que comenzó su carrera como piloto a tiempo completo con casi 30 años. Tras un breve paso por la NASCAR, donde compitió en 33 carreras en cuatro años, se inscribió en las 500 Millas de Indianápolis de 1976.

     

    Intentó clasificarse en este primer intento, pero no logró ser suficientemente rápida como para conseguirlo y no pudo tomar la salida. Muchos de los participantes que sí que lo lograron, todos ellos hombres, la criticaron y consideraron que no lo había conseguido por ser mujer. Uno que no le criticó fue el histórico A.J. Foyt, quien incluso le prestó su coche de repuesto para que hiciera un test. Su tiempo le habría servido para que se clasificara. “Esto hizo que muchos cambiaran su opinión sobre mí”, dijo Guthrie años más tarde.

     

    En 1977 sí que logró clasificarse y tomar la salida en la carrera: partió 26ª y acabó 29ª. El mejor resultado que logró en sus tres participaciones en las 500 Millas de Indianápolis fue el noveno puesto de 1978. Fue el mejor resultado de una mujer en la Indy 500 hasta que lo superó Danica Patrick en 2006, cuando acabó octava. Posteriormente, en 2009, Danica fue tercera, logrando la mejor posición en meta de una piloto en el “Brickyard”.

     

    5. Oriol Servià es el español que más veces ha competido en la Indy 500

    Oriol Servià es el piloto español que más veces ha participado en las 500 Millas de Indianápolis. El piloto nacido en Pals (Girona), hizo “las Américas” a finales de los años noventa. Participó en el campeonato Indy Lights, categoría un peldaño por debajo de la Indycar, y la ganó en su segundo año allí, 1999. Un año después dio el salto al campeonato CART a tiempo completo y en 2002 intentó por primera vez clasificarse para las 500 Millas de Indianápolis, aunque no lo consiguió.

     

    Desde 2008, Servià ha sido fijo en la Indy 500, ha participado en diez ediciones (solo faltó en 2010) y en 2012 logró un cuarto puesto como mejor resultado. En total, a lo largo de su trayectoria, ha liderado 34 vueltas en Indianápolis. 16 de ellas en 2018, cuando rozó la victoria con una estrategia agresiva, pero no fue suficiente y tuvo que parar en boxes a pocos giros del final para repostar y poder acabar la carrera.

     

    Además de Servià, el barcelonés Fermín Vélez participó en las ediciones de 1996 y 1997, logrando un décimo puesto como mejor resultado. Antes, en 1923, Pierre de Vizcaya se convirtió en el primer español en correr en el mítico óvalo: clasificó sexto y figura duodécimo en la clasificación final de aquella carrera, aunque se vio obligado a abandonar.

    El último español en llegar ha sido Fernando Alonso: en 2017 realizó un magnífico debut, clasificó quinto y llegó a liderar la carrera durante 27 vueltas, aunque tuvo que abandonar por un problema de motor.

     

    6. Su trofeo tiene grabada la cara de todos los ganadores

     

    El trofeo de las 500 Millas de Indianápolis es otra de las peculiaridades de la carrera. El galardón mide nada más y nada menos que 163 centímetros y pesa 50 kilogramos, en conjunto con su base. Fue diseñado por la empresa especializada en componentes de automoción Borg-Warner y se convirtió en el trofeo oficial de la carrera en el año 1936.

     

    A pesar de posar junto a él en las imágenes de honor, los ganadores de las 500 Millas de Indianápolis no reciben el trofeo original, que permanece en el Museo del Indianapolis Motor Speedway. Sin embargo, desde 1988 se entrega al vencedor de la carrera una réplica, denominada “Baby Borg”, de 45 centímetros.

     

    Una de las curiosidades sobre el “Borg-Warner Trophy” es que tiene grabado el rostro de todos y cada uno de los ganadores de las 500 Millas de Indianápolis. Desde el primero, Ray Harroun, hasta el último, Will Power.

     

    7. Si llueve se para la carrera

    El factor climatológico es importante en cualquier competición automovilística. Cambia las condiciones del asfalto, exige lo mejor de la habilidad de los pilotos, del coche y puede provocar un accidente si éstos no tienen la suficiente pericia como para controlar el vehículo en condiciones de mojado. SI llueve, debido a las altas velocidades que se alcanzan en los óvalos y a la peligrosidad que supone, la carrera se detiene. Puede retrasarse durante minutos, horas, días… o incluso cancelarse.

    Una de las ocasiones en las que la carrera tuvo que ser retrasada fue en 1986: la prueba debía disputarse el domingo 25 de mayo, pero fue pospuesta al día siguiente. La lluvia no cesó y tuvo que volver a retrasarse… hasta el sábado siguiente, el 31 de mayo. En 1976 solo se disputaron 255 millas de las 500: la carrera estuvo detenida durante dos horas y cuando estaba a punto de reanudarse empezó a llover con fuerza y se canceló. En 1997 la carrera se pospuso hasta el martes, también por la lluvia. Si la cancelación se produce superadas las 100 vueltas, el resultado se puede dar por válido.

     

    8. Forma parte de la Triple Corona, ¿pero qué es la Triple Corona?

     

    La “Triple Corona” es un reconocimiento que recibe el vencedor de las tres carreras automovilísticas más prestigiosas del mundo: las 24 Horas de Le Mans, el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 y las 500 Millas de Indianápolis. No hay un trofeo físico conocido como “Triple Corona” y pocos pilotos han estado cerca de conseguirla.

     

    A lo largo de la historia, solo un piloto ha conseguido la victoria en estos tres legendarios eventos: Graham Hill. El británico ganó el GP de Mónaco de F1 en cinco ocasiones (1963, 1964, 1965, 1968 y 1969), las 24 Horas de Le Mans (1972) y las 500 Millas de Indianápolis (1966). Solo dos pilotos en activo pueden conseguir la “Triple Corona” a día de hoy: Juan Pablo Montoya (ha ganado las 500 Millas de Indianápolis y el GP de Mónaco, pero no las 24 Horas de Le Mans) y Fernando Alonso, a quien solo le falta ganar las 500 Millas de Indianápolis.

     

    9. Pilotos legendarios

     

    Tres pilotos han ganado las 500 Millas de Indianápolis en cuatro ocasiones: A.J. Foyt, Rick Mears y Al Unser Sr. Son los participantes que más veces han vencido en el “Brickyard”. A.J. Foyt es también el piloto que en más ocasiones ha competido en las 500 Millas de Indianápolis: 35. Le siguen Mario Andretti con 29 participaciones y Al Unser Sr., con 27.

     

    Unser Sr. es también el piloto que más vueltas ha liderado en Indianápolis (644) seguido de Ralph DePalma (612), Mario Andretti (556) y Foyt (555). El ganador más joven de la carrera fue Troy Ruttman, en la edición de 1952, a sus 22 años y 80 días de edad. El mayor fue Unser Sr., a sus 47 años y 360 días.

     

    10. Firestone conseguirá su 70ª victoria en las 500 Millas de Indianápolis de 2019

     

    Firestone tiene el honor de ser el fabricante de neumáticos más exitoso de la historia de las 500 Millas de Indianápolis. De las 102 ediciones disputadas, Firestone ha ganado 69, o lo que es lo mismo: se ha alzado con el triunfo en un 67% de las Indy 500 celebradas desde la primera edición en 1911. Aquel año, sin ir más lejos, Ray Harroun montaba en su Marmon Wasp neumáticos Firestone.

     

    Harvey Firestone, fundador de la marca, tuvo la genial idea de llevar los neumáticos que fabricaba su compañía a las 500 Millas de Indianápolis. De esta forma ayudaría a los pioneros del automovilismo norteamericano a conseguir la victoria y, al mismo tiempo, promocionaría y probaría sus neumáticos en las condiciones más exigentes.

     

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