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"Y nos dieron las diez", de Sabina, se escribió posiblemente en Fariones

 

El cantante ya confirmó que ese "pueblo con mar" era Lanzarote, pero nunca se supo quién era la "mujer de los ojos de gata" ni dónde se inspiró 

 

  • Guillermo Uruñuela
  • cedida
  •  

    Más de tres décadas después, continúa coleando el misterio de la famosa canción de Joaquín Sabina, "Y nos dieron las diez". Hace ya tiempo, en una entrevista concedida a El Comercio, el cantautor confirmó que ese "pueblo con mar", pese a que podría ser cualquier localidad costera de España, "era Lanzarote". Sin embargo, nunca se habló de dónde se inspiró en la isla. Sin tener la certeza, es muy probable que ese momento de lucidez creativa se despertara en La Curva; un club nocturno que en su día se ubicó en la Calle Juan Carlos I de Puerto del Carmen, cerca de lo que hoy es el supermercado Lidl. Allí, seguramente, se encontraba "el único bar que vimos abierto".

     

    Joaquín Sabina relata en su letra que todo ocurrió "una noche después de un concierto", en clara alusión a las actuaciones que tuvo en Arrecife en los años 88 y 90, donde fue invitado por Radio 86. El de Úbeda vino dos años consecutivos, por aquello de "y a tu pueblo el azar, otra vez, el verano siguiente, me llevó y al final del concierto, me puse a buscar tu cara entre la gente". Sabina regresó pero no encontró a esta enigmática mujer.

     

    Se señaló en su día que podría ser alguna chica residente. Sin embargo, cobra más fuerza la hipótesis de que la "mujer de ojos de gata" trabajase provisionalmente en ese entonces "tras la barra" de La Curva y que no fuese natural de Lanzarote

     

    Uno de los acompañantes lanzaroteños de Joaquín en esa noche sabinera de excesos, tres décadas después, confirmó en privado que en aquella noche se puso a redactar en una servilleta unas palabras que quizá fuesen el germen de esta emblemática obra que vio la luz en 1992 en su LP "Física y Química".

     

    Un año antes, en 1991, Los Secretos lanzaron "Ojos de gata", que comienza exactamente igual que la melodía de Sabina. Muchos pensaron que plagió a Enrique Urquijo, pero éste explicó que no; que al contrario. Joaquín, ante una crisis creativa de su amigo, le cedió una servilleta con un par de estrofas que había redactado en Lanzarote, como confirmó. Lo que no le dijo es que ese trozo de papel, que se convertiría en una obra de la historia de la música, seguramente lo escribió en La Curva de Puerto del Carmen. Quizá toda la letra posea matices ficticios o tal vez  esa mujer y ese romance sólo haya existido en su cabeza. Nunca lo sabremos y mucho menos teniendo en cuenta que en su declaración "llevaba tres copas". 

     

     

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