Virginia Barber: “Las películas de Hollywood no reflejan la realidad de las cárceles”
La lanzaroteña, directora clínica de Salud Mental del conglomerado de cárceles Rikers Island de Nueva York, es responsable de más de 8.000 presos norteamericanos
Si se trata de excelencia, Virgina Barber quizá sea la lanzaroteña con un perfil técnico y profesional más elevado. Tras estudiar en las Dominicas y en el Instituto de Yaiza se licenció en Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y tras hacer un máster y un doctorado en la Universidad de Nueva York hoy en día es directora clínica de Salud Mental del conglomerado de cárceles Rikers Island de Nueva York, donde es responsable de más de 8.000 presos norteamericanos.
–Virginia, has presentado recientemente tu libro “Más allá del bien y el mal: Historias de una psicóloga forense” en Arrecife. ¿Qué has querido reflejar en este libro?
–El libro recoge las experiencias vividas durante los últimos quince años que he trabajado en Nueva York en diferentes ámbitos forenses penitenciarios, en hospitales, en cárceles y en los juzgados de la Corte Suprema de Nueva York. Realmente es un libro de casos en los que yo he elegido la historia de pacientes o reclusos cuyos casos me han llegado emocionalmente y que están siempre en mi memoria. Y además, la idea del libro también era romper mitos. En el tema de la psicología forense se ha hecho mucha película de Hollywood y ha habido muchos mitos en los que se ha estigmatizado a los enfermos mentales. He elegido una serie de casos, como la esquizofrenia y la inimputabilidad; en otro hablo de la peligrosidad; en otro de la psicopatía o la maldad; en otro sobre los delitos sexuales y en otro de confesiones falsas, donde personas confiesan delitos que no han cometido. Y así tengo varios capítulos de casos que me han llegado.
–¿Cuál es tu función dentro del sistema de psicología forense de las cárceles de Nueva York?
–Yo hago varias cosas. En España, se habla de psicología jurídica, abarca psicología forense, el perito como experto. En ese ámbito, en Estados Unidos, a mí me contratan abogados defensores o la Fiscalía en casos donde personas han cometido delitos graves para hacer evaluaciones para establecer si la persona en el momento que cometió el delito estaba experimentando síntomas psicóticos o para determinar la peligrosidad de la persona. Y por otro lado está la psicología penitenciaria, esto es lo que me he estoy dedicando durante los últimos cuatro años como directora clínica de esta cárcel. Aquí tengo un papel de gestión con un equipo muy grande y tratamos de mejorar la salud mental de las personas que pueden estar en las cárceles.
–Dijiste antes que Hollywood ha hecho mucho daño al sistema carcelario americano y a sus presos. ¿Por qué?
–Pues porque reflejan muchas cosas que no son reales. Refleja, por ejemplo, el estigma de que los enfermos mentales son siempre peligrosos; hablan incorrectamente de la psicopatía, que existe en la realidad, pero que se refleja como si todos los reclusos fueran psicópatas y luego reflejan que las cárceles son más violentas de lo que verdaderamente son.
De las Dominicas a Nueva York
–Yo nací y crecí en Lanzarote. Fui a las Dominicas, al Instituto de Yaiza. Cuando iba al colegio siempre veía a unos toxicómanos en una esquina y al pasar me causaba curiosidad y le hacía muchas preguntas a mi madre. A partir de ahí fue cuando comenzó mi interés por conocer las conductas del ser humano y desde el instituto ya quise ser psicóloga. Dudé entre el derecho y la psicología y opté por ir a Madrid a estudiar psicología clínica pero no me gustaba tanto hasta que descubrí la psicología forense y me encantó. Eso me impulsó a ir a Estados Unidos a aprender inglés en primer lugar y después estudié el máster en la Universidad de Nueva York y en esas clases donde aprendí, precisamente ahora doy yo clases a mis alumnos.