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Se nos va el verde de las alegrías... y los llantos

 

Las obras de remodelación de la Ciudad Deportiva avanzan y con la retirada del césped desaparecerá parte de la historia futbolística 

 

  • Lancelot Digital
  • cedida
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    Los goles de Rosmen, las cabalgadas de Toñito, la sutileza del último pase de Marcos Cabrera, las estiradas de Álex Matín, Ruymán o Agoney. También el control del esférico de Ayoze Pérez, la contundencia de Raúl, la jerarquía de Javi Betancort, la subidas desde el costado de Ángel Gil... todas estas acciones morirán en cierta manera con la retirada del antiguo césped de la Ciudad Deportiva que desde hoy pasará a mejor vida.

     

     

    Apilado en uno de los laterales del campo, el sintético de la última década se encuentra enrollado y la nueva superficie se instalará para estar operativa a inicios de 2025.

     

    Cierto es que se trata de una buena actuación, necesaria a todas luces, por el deterioro que había sufrido el campo de tanto uso. Y también se acometerán reformas en la base del césped que es el principal problema o por lo menos era la circunstancia que más lesiones provocaba. 

     

    Pero este avance y esta evolución, genera cierta nostalgia. Se va para siempre un elemento material que ha sido partícipe de decenas de momentos de gloria y alegría y otros tantos, quizá superiores en la última década, de tristeza y llanto. 

     

    Cuando el Avendaño Porrúa implantó por primera vez el césped artificial, a los más longevos del balompié insular  les dio pena. Hoy ocurre un poco algo similar. Cada cambio en la vida aporta un nuevo horizonte pero hace que ese pasado, sea el que fuere, quede un poco más relegado al olvido. 

     

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