Lanzarote y "la polémica" del número de camas turísticas
Se mantiene el debate entre las diferentes formaciones políticas sobre el crecimiento de la isla a nivel turístico
La recuperación económica del sector turístico tras la pandemia, el crecimiento demográfico que ha experimentado la isla en los últimos años, la precariedad de algunos servicios públicos y el afrontar el aumento poblacional y, sobre todo el envejecimiento de las infraestructuras hidráulicas y de carreteras, más la parálisis en los documentos territoriales, son algunas razones que abren nuevamente el debate sobre el crecimiento turístico en Lanzarote y La Graciosa. El debate no es nuevo, pero la mayoría de los actores cree necesario un debate sosegado hecho desde planteamientos serios y coherentes, no desde las trincheras políticas o desde el oportunismo electoral. El Cabildo, la oposición, el empresariado local y el ámbito ecologista nos dan su opinión en este reportaje.
Un debate que se debe hacer desde la serenidad, sin anuncios alarmantes en busca de rentabilidad electoral. Todo lo que no sea una reflexión amparada en datos estadísticos y en la consideración de que la industria turística es el motor del crecimiento económico y que también tiene como objetivo buscar la calidad frente a la cantidad, está abocado al fracaso, o a un diálogo de sordos. Sobre todo porque los juristas coinciden en la necesidad de buscar herramientas viables que no decaigan luego en los tribunales, como ocurrió con la famosa moratoria turísticas de los primeros años de la década del 2000.
Programa completo: Objetivo Lanzarote
Hay consenso entre los diferentes operadores turísticos, partidos políticos y colectivos ecologistas en el sentido de que Lanzarote debe seguir apostando por un turismo de calidad, que aporte valor añadido al destino, pero los caminos para seguir ahondando en ese salto cualitativo son muy diferentes, porque también es divergente el diagnóstico de la situación. Los socialistas quieren desclasificar camas turísticas y no otorgar más licencias sin tener en cuenta las consecuencias negativas para la economía de la isla pero sobre todo no aportan soluciones turísticas. “Cómo los malos médicos diagnostican la enfermedad, pero no saben que medicamentos hay que suministrar al paciente para curarse”, señala un experto urbanista de la isla.
¿Cuántas camas se podrían construir en la Isla hoy en día acogiéndonos al vigente Plan Insular de Ordenación del Territorio, PIOL, de 1991? Pues este instrumento de planeamiento, que no ha podido ser revisado ni actualizado desde ese año, establecía la posibilidad de llegar a las 90.000 camas turistas hasta el año 2000 y hasta 110.000 camas más allá de ese año. ¿Cuántas camas hoteleras hay en Lanzarote actualmente? La respuesta nos la da el Registro General Turístico de Cabildo de Lanzarote.: hay 71.552 plazas, que son 2.500 menos que en 2010, y una cifra que no supera las previsiones del PIOL.
La cuestión principal es que lo que hoy se está construyendo en suelo turístico está planificado en el Plan Insular de Ordenación de Lanzarote aprobado en 1991 y que no pudo revisarse ni adaptarse a las leyes posteriores, a pesar de los intentos del entonces presidente del Cabildo, el nacionalista, Pedro San Ginés, por la negativa del Partido Socialista. No sólo impidió su revisión en la Legislatura 2015-2019, sino que en la pasada archivó todo el procedimiento.
Ahora la cuestión es que no permitir que suelos, como los que acogen a los esqueletos de Costa Teguise, inacabados por sentencias de los tribunales, tengan un desarrollo turístico conlleva indemnizaciones millonarias porque son parcelas de uso turístico y destinados para ese único fin.
Bien es cierto que, en el debate sobre la saturación de la isla y el crecimiento turístico, hay que tener en cuenta el nacimiento del fenómeno de las viviendas de alquiler vacacional. Un sector que ha distorsionado ligeramente el mercado al poner en funcionamiento en apenas 7 años unas 7.000 viviendas, con más de 30.000 camas turísticas. Aun así, tampoco se alcanzarían las previsiones del PIOL de 1991, que es la biblia a la que se acoge el PSOE de Lanzarote en su campaña por cerrar ya el grifo al crecimiento turístico.