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La primavera toma el relevo al invierno más frío que ha vivido Canarias en los últimos 17 años

Desde Turismo Lanzarote se espera que este invierno, que podría tener consecuencias en el turismo, sea sólo una anécdota meteorológica

 


Lancelot Digital
Vídeo: Lancelot Televisión

 

Llega el cambio de estación y por fin las islas van a dejar oficialmente el invierno más frío que se ha vivido desde 1998. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) explicó este miércoles que las temperaturas de febrero fueron un grado y medio más bajas de lo habitual. Además, en el conjunto del archipiélago, se pueden calificar los últimos meses como muy secos, aunque en Lanzarote no se ha cumplido esta máxima, ya que pocos recuerdan tanta agua como la caída en los últimos tiempos.

 

Sin embargo, a pesar de que este fin de semana ya será primavera, Lanzarote sigue arrastrando un tiempo invernal. Los cielos nublados, la lluvia y el frío siguen siendo los protagonistas en la isla.

 

Con esta climatología tan poco propia de las llamadas Islas Afortunadas, el slogan de que el sol y el calor reinan durante casi todo el año corre peligro.

 

“El clima actual de Canarias es el mejor clima del mundo. Hay muchos indicadores que contrastan esa idea, pero este invierno no ha tenido ese comportamiento y va a distorsionar esos indicadores”, explica el gerente de Turismo Lanzarote, Héctor Fernández.

 

Desde el área de Turismo se espera que este invierno, que también ha sido extremadamente frío en la Península, sea sólo una anécdota meteorológica. “Puede tener incluso consecuencias en la contratación, porque ahora mismo los operadores están contratando el invierno próximo. Entonces, cuando está el hotelero contratando el próximo invierno, con las temperaturas que hemos tenido y con sus operadores con quejas de los clientes por no poder disfrutar del prometido paraíso de invierno, se puede traducir en bajadas de precio o que el posicionamiento que tenemos en invierno se ponga en tela de juicio”, apunta Fernández.

 

Muchos turistas han tenido que soportar alertas amarillas por viento y oleaje, que además se han combinado con cambios bruscos de tempetarura protagonizados por la calima.

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