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La muerte de las tuneras de Lanzarote

La cochinilla mexicana ha acabado con la plantación de Mala y Guatiza, dejando tras de si una imagen desoladora

 

  • Lancelot Digital
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    “Todo el ecosistema de tuneras de Guatiza y Mala está destruido porque la cochinilla mexicana ha acabado con todas las tuneras”, explica Leandro Caraballo, Técnico Agrícola.

     

     

    Desolado, así es el aspecto que presenta hoy en día el antiguo, fértil y particular cultivo de tuneras de Guatiza. La Dactylopius Opuntiae, más conocida como la cochinilla mala o cochinilla mexicana, llegó a Canarias a la zona de Fuencaliente, en La Palma, y de ahí se extendió al resto de islas presentando este aspecto abrasivo y destructor.

     

    Caraballo apunta que “entró por La Palma, aunque es difícil saber cómo lo hizo, si mezclada con otras frutas tropicales, pero se introdujo en 2013, destruyó las tuneras de La Palma, se pasó a Tenerife y de allí, a Lanzarote”.

     

    Pero ¿por qué es tan agresiva la cochinilla mexicana?

     

    El técnico explica que ataca tanto “la pala joven como los troncos y el sistema radicular, y acaba destruyendo la planta hasta acabar con el cultivo”.

     

    Además, este tipo de insecto es muy complicado de combatir. “Cuando llegó a Lanzarote, pensábamos que acababa de llegar, pero pronto nos dimos cuenta de que ya llevaba un tiempo en la isla. El Gobierno de Canarias ha hecho alguna actuación, lavando las tuneras con algunos productos, pero eso no es efectivo por la gran capacidad de dispersión de la plaga”, explica.

     

    La noticia tiene tanto calado porque se dan por muertas todas las plantaciones de tuneras de Lanzarote. “El cultivo se acabó, ahora hay que buscar una alternativa viable para toda esa zona donde estaban las tuneras y conseguir agricultores que cultiven la zona”, señala. “Hay que olvidarse del cultivo de tuneras, salvo que aparezca un depredador, un insecto, un virus o un hongo, que la elimine. Con medios fitosanitarios es imposible”.

     

    Con el fin de la tunera lanzaroteña, desaparece otro símbolo de nuestra isla, la cochinilla lanzaroteña. “Esto ha sido la puntilla total al cultivo de las tuneras”.

     

    Además, se pierde un hábitat especial que servía de refugio para especies como conejos o perdices, que se alimentaban y protegían en este espacio natural de gran valor ya desaparecido.

     

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