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El potrero de Arrecife, un ejemplo de servicio del tercer mundo


La mayoría de las veces no hay ningún policía o funcionario en la oficina cuando los ciudadanos va a retirar el coche

 

Lancelot Digital

 

Un ejemplo del tercer mundo y de la mala calidad del servicio que presta el Ayuntamiento de Arrecife está en el llamado potrero, garaje donde se guardan los coches cuando son retirados de la vía por la grúa.

 

La mayoría de las veces, cuando el conductor multado va a retirar el coche, está cerrado, por lo que hay que esperar a que llegue el policía de turno. Esperas que pueden sobrepasar en ocasiones la media hora. Por la tarde, incluso, no te permiten pagar con tarjeta de crédito.

 

Es decir, que tras pagar un mínimo de 80 euros si se trata de un coche normal (100 o más si son de mayor caballaje) más 200 euros de multa por la infracción de haber aparcado en zona prohibida, cuando el conductor va a retirar el vehículo se encuentra con la desagradable sorpresa de que no puede retirar el coche la mayoría de las veces por que no hay ningún funcionario en el potrero.

 

Al parecer, el guardia que está en el potrero es el mismo que acompaña al conductor de la grúa, por lo que cuando sale a un servicio cierra la puerta del garaje. Una situación que muchos tildan de tercermundista, sobre todo en un ayuntamiento que tiene unos 500 trabajadores en plantilla y donde se cobran multas sustanciosas, muchas de ellas provocadas por la falta de aparcamientos.

 

No se critica por parte de los ciudadanos el afán recaudatorio del Ayuntamiento de Arrecife, ni siquiera la falta de aparcamientos. Tampoco se critica que la mayoría de las calles del centro se encuentran en obras y mal señalizadas. Tampoco el mal estado de muchas vías, con baches que rompen o deterioran la amortiguación de los coches de los sufridos ciudadanos. Lo que se critica es la baja calidad del servicio del potrero municipal a la hora de atender al público. A veces los políticos no saben que están al servicio del usuario que paga sus impuestos religiosamente para que luego tenga multas de primera división y servicios tercermundistas, señalaba a Lancelot Digital un ciudadano que sufrió en su propia piel la espera de media hora.

 

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