Canarias y Lanzarote, cada vez más pobres
630.000 hogares sufren de pobreza en las islas y 9.000 canarios dependientes siguen esperando ayuda
Los índices de pobreza en Canarias, y en Lanzarote, han aumentado notablemente en la última legislatura. Los datos hablan con claridad. En el año 2016 el informe ‘Arope sobre la pobreza en España’ arrojaba el dato de que en Canarias era del 44%. Dos años después, en la anterior legislatura, se lograba reducir hasta el 36% y en el 2019 llegaba al 35%. En 2016 la población en paro era de más de un 25% y la cifra se bajaba en 2019 hasta un 20%. Más todavía en algunas islas. En 2020, fecha de la que data el último informe, la pobreza había vuelto a subir hasta el 36’3%, y no se han vuelto a realizar más informes, aunque es previsible que debido al covid los datos se hayan disparado aún más. El próximo informe está previsto para 2024. En cualquier caso, en la actualidad, los datos de pobreza apuntan a la existencia de 630.000 familias afectadas, de las que 179.000 sufren dificultades severas. En Lanzarote, desde las ONGs se estima que más de un 30% de los lanzaroteños viven bajo el umbral de la pobreza.
Las criticas constantes de los partidos que antes estaban en la oposición y ahora en el Gobierno sobre esta terrible lacra, no están teniendo reflejo en sus políticas sociales. La situación lejos de mejorar empeora. Es cierto que el covid fue un mazazo evidente, y también lo es que Canarias no logra recuperarse en materia de Servicios Sociales. En efecto, el informe del Estado de la Pobreza de 2020 era demoledor. “Canarias tiene un cáncer que se llama pobreza, al que estamos aplicando medidas paliativas, pero necesitamos una terapia de choque que incluya un cambio de modelo estructural”, se señalaba en su presentación, apuntando que el covid-19 tuvo un impacto mucho mayor en la población que ya estaba en situación de desigualdad y las consecuencias no se hacían esperar.
En el caso de la Ley de Dependencia, el tiempo de espera se ha triplicado, así como la cantidad de personas que mueren diariamente sin recibir la prestación y crece la lista de espera. El Observatorio ha sido claro, tras dos años y medio, con más recursos que nunca, el 2021 se cerró con el retroceso del sistema hasta el punto de que se ha llegado a pedir se sancione a la Comunidad Autónoma. En concreto, hay unas 9.000 personas dependientes esperando ayuda. En el caso de Lanzarote, el número de dependientes es de 2.277. De ellas 560 siguen estando pendientes de valoración, es decir un 25%.
Una presión insoportable
Hace escasas semanas dimitía el jefe de servicio de Dependencia del Gobierno de Canarias por no soportar la presión, ya que según se señalaba desde Intersindical Canaria las islas están a la cola en gestión de dependencia en España y sus trabajadores soportan una enorme presión política y social. La dimisión del jefe de servicio llegaba después del dictamen del Observatorio Estatal para la Dependencia que sitúa a Canarias a la cola de la gestión de dependencia en España, señalando un incremento del 20% en las listas de espera durante el año pasado.
En efecto, el promedio de días necesarios para tramitar la dependencia en España es de 421 días, en Canarias es de 923, doblando las cifras nacionales. En el mes de marzo se logró atender a un millar de personas, mejorando considerablemente las cifras de meses y años anteriores. Sin embargo, el propio presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, decía en abril que no estaba contento con los datos de dependencia que sitúan a Canarias como la peor comunidad en la gestión de las coberturas.
La realidad en datos: 46.440 personas reciben el ingreso mínimo vital en Canarias
Un total de 46.440 personas son beneficiarios del ingreso mínimo vital (IMV) en Canarias, de los que 29.803 son adultos y 16.637 menores, con 22.362 prestaciones en el archipiélago, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Migraciones y Seguridad Social.
Trabajadores pobres en Canarias
Identificamos a las personas pobres con aquellas que no tienen un techo dónde vivir. Pero no solo existe esta pobreza. Hay otra más silenciosa y sigilosa que abarca un porcentaje considerable de la población canaria. Un informe presentado en marzo de este año por Cáritas y la Fundación Foessa, denominado ‘Evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en Canarias’, exponía que algo más de 630.000 isleños se encuentran en situación de exclusión social. La realidad es que la precariedad laboral se ha triplicado en el Archipiélago, alcanzando a casi 130.000 hogares que dependen económicamente de una sola persona que, además, sufre inestabilidad laboral grave. Es decir, que en el último año ha tenido más de tres meses de desempleo o más de tres contratos en diferentes empresas. El salario medio de los canarios es de 1.400 euros, frente a los 1.750 que percibe el trabajador medio nacional. El coste de la vivienda y de la energía, deja apenas 600 euros a muchas familias para alimentación y otros gastos. Se trata de un tipo de pobreza camuflada.
HABLAN LAS ONGs DE LANZAROTE
Miguel Ángel Gil, presidente de la ONG Esperanza y Vida. “La situación en Lanzarote está empeorando”
“Antes de la pandemia ya había muchas necesidades en Lanzarote, pero al empezar la crisis del covid las peticiones de alimentos se multiplicaron. Luego se fue normalizando y ahora hemos vuelto a notar un aumento. Ahora mismo estamos ayudando a unas 500 familias a la semana y yo estoy notando que los casos vuelven a aumentar”, señala. “No quiero ser pesimista, pero me temo que, de aquí a final de año, la situación empeorará mucho más. Llegaremos a triplicar las peticiones. La subida de los precios, la Guerra de Ucrania… todo eso influye. No nos podemos olvidar que más de un 30% de los lanzaroteños está por debajo del umbral de la pobreza, y eso sin contar todos los que no están empadronados, los inmigrantes ilegales, que son muchos”. Entre las peticiones urgentes de Gil destaca la creación de un albergue para indigentes. “No tiene ningún sentido que un destino turístico como es Lanzarote consienta que haya gente durmiendo en los bancos. Hace falta un albergue. Lo primero debe ser atender a la población, que tengan alimentos y trabajo. Y eso no lo están haciendo nuestros políticos”.
José Luis Trujillo, delegado del Banco de Alimentos en Lanzarote. “Lanzarote necesita un gran comedor social y un albergue insular”
“La situación es mala y empeora. Repartimos unas 29 toneladas de alimentos al mes entre 9.000 personas y, a eso, se suma todo lo que nos van dando las empresas a diario, alimentos a una semana de caducar, que repartimos inmediatamente entre quienes lo necesitan que, cada vez son más”, asegura. “Nosotros solo somos una gota de agua, no somos la solución al problema de la pobreza insular, que sigue creciendo. Lanzarote necesita un gran comedor social y un albergue insular. Saldría mucho más barato mantenerlos y todas estas personas estarían más cuidadas, más controladas y no tendrían que dormir en la calle. Estamos hablando de personas que necesitan comer, sí, pero también aseo personal, un techo donde dormir y motivación. Un motivo para seguir viviendo”.
Sor Ana, responsable de Calor y Café. “La situación es difícil hasta para los empresarios”
“Ahora mismo la situación es compleja no estamos ni tan bien como pensamos, ni tan mal como nos dicen. El momento es muy difícil, incluso para los mismos empresarios porque han recibido un batacazo muy grande y recuperarse de eso, no es tan fácil”, explica. “Ahora hay más trabajo lógicamente que durante la pandemia, y lo veo por las familias que venían aquí a pedir ayuda. Ahora siguen viniendo, pero no es la barbaridad de gente que llegó a venir. Ahora vienen personas mayores, gente sin trabajo, o con pensiones muy reducidas, con adicciones, pero sobre todo vienen muchos inmigrantes sin papeles o que no han conseguid un trabajo y siguen en el aire”.
La subida del precio del combustible y los alimentos se ha notado mucho y las familias lanzaroteñas lo están sufriendo. Sor Ana señala que la situación, no sólo de Lanzarote, sino de toda España, no es nada halagüeña. “Tenemos que estar preocupados todos y pensar con la cabeza. Tenemos que ser responsables, priorizar necesidades y valorar lo que tenemos. Yo aprovecho todo lo que me dan y cuando intento dar algunas de esas cosas, hay quien me dice que no las quiere”, señala, apuntando que “mucha de la comida que repartimos va al contenedor de la basura. La gente no es consciente de la realidad que tenemos”.
Por otra parte, no comprende que en los albergues que gestionan Cruz Roja y Emerlan no admitan a personas con movilidad reducida. “Esas personas en Lanzarote están más desprotegidos aún. Los dos últimos casos que hemos tenido, para poder darles el alta médica en el Hospital, los hemos tenido que recoger aquí porque no tenían donde ir”, señala.