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Alarma en el Reino Unido por las palabras de Dolores Corujo

 

La presidenta hace unas jornadas habló de "isla saturada" y de "decrecimiento turístico"; términos que dañan la imagen de Lanzarote 

 

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    La presidenta del cabildo, María Dolores Corujo, ha creado una tensión innecesaria con uno de los países emisores que más favorecen el desarrollo de la isla. Hace unas jornadas habló de "isla saturada" y de "decrecimiento turístico" y estas desafortunadas palabras no han dejado indiferente al pueblo británico. Incluso algún medio de comunicación como el Daily Mail afirmó en un titular que "Lanzarote está harta de que tantos turistas británicos visiten la isla".

     

     

    Textualmente si uno revisa el significado de la palabra "decrecer" en el diccionario de la RAE no hay ninguna definición que cuente con una connotación positiva ya que todas hacen referencia a la acción de "hacerse menor", "menguar"... Es decir, la máxima responsable de Lanzarote busca hacerse menor, justo con un mercado, el británico, que representa en torno al 45% del turismo que recibe la isla a lo largo del año.

     

    Esta cuestión no es nueva y son muchos los que han intentado realizar un ejercicio de coherencia buscando un crecimiento controlado o planificado, que en ningún caso significa lo mismo que un decrecimiento.

     

    Lanzarote es lo que es, gracias mayoritariamente a los millones de turistas que depositan su confianza en esta pequeña isla en mitad del Atlántico. Todo lo demás sería volver al campo, a la pesca y a las penurias que azotaron durante décadas a Lanzarote.

     

    Algunos, además, atacan esta idea vacía repleta de mensajes "hipócritas" como la propia Yurena Corujo la cual criticó a través de una carta abierta las actuaciones poco francas del Cabildo de Corujo. 

     

    Sea como fuere, Lanzarote tiene que organizarse de cara al futuro. La isla presentará grandes cambios en menos de una década y tanto para el residente como para el visitante hay que conseguir atraer inversiones de importancia y partidas para infraestructuras. Mejorar en sanidad, carreteras y tener un control de lo que ocurre; una planificación real y positiva que no genere titulares como los de la prensa inglesa. Todo lo demás es humo. Eso sí, humo sostenible. 

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