No se debe hacer demagogia con la exclusión social
Hay que tener mucho cuidado cómo se tratan ciertos temas polémicos que son muy delicados y difíciles de resolver y, sobre todo, en los que andan en juego las necesidades básicas de las personas. Es el caso de lo ocurrido con los okupas de los apartamentos Senator, en Costa Teguise, donde a 38 familias, en las que hay 35 menores, que ocupan las viviendas de forma ilegal, se les ha cortado la luz y el agua, con la previsión de que en las próximas semanas sean desalojadas de esas casas que no son de su propiedad. Son situaciones verdaderamente difíciles de resolver por parte de la sociedad y es un problema de todos en conjunto que no debe ser usado como arma política. No ha estado acertada la oposición en el Ayuntamiento de Teguise ante un tema delicado como éste, sujeto a la demagogia fácil que juega con los sentimientos y pretende sacar a la palestra mediática, de forma intencionada y populista, un inexistente y artificialmente creado conflicto de derechos: el derecho a la propiedad privada y el derecho a una vivienda digna. No se puede hacer demagogia con la exclusión social, ni puede ser aprovechado un problema tan complejo donde hay que ser especialmente responsable al haber menores de por medio, para hacer de ello un uso político. Por supuesto que la oposición debe ejercer una labor de control y fiscalización de la labor de gobierno. Una buena oposición es garantía de funcionamiento del Estado democrático, limitando notablemente los abusos y vicios que se pueden producir, y más especialmente si cabe en un gobierno con mayoría absoluta, como es el caso de Teguise. Y así debe ser. Pero hay que tener un cuidado extremo en que esta fiscalización sea constructiva especialmente ante este tipo de situaciones. Cabria preguntarse si no habrá asuntos suficientes en Teguise que deban ser fiscalizados sin tener que recurrir a usar temas tan delicados de forma demagógica para desacreditar a quien gobierna. No sólo debe haber un buen gobierno, sino también una buena oposición.
El asunto de los okupas es un asunto complejo que debe ser abordado con cautela y mucha responsabilidad. En primer lugar, a nivel jurídico, el Ayuntamiento no puede abordar un problema judicial que no entra dentro de su ámbito competencial. Además, en medio del ruido mediático que mezcla todo, hay que aclarar que no se trata de un desahucio, sino de un problema de ocupación ilegal de una vivienda que tiene su dueño. Y pese a que se intenta confundir a la opinión pública con un tema tan delicado, no tiene nada que ver con el asunto de los desahucios, sino con el de los okupas, que es completamente diferente. En este caso, no se desaloja a nadie de su propiedad porque no ha podido pagar la hipoteca, sino que, como previsiblemente ocurrirá, se les desaloja porque la vivienda tiene dueño, o sea, no es suya. El derecho a la propiedad privada es también un derecho constitucional y es inviolable.
En segundo lugar, existe el problema social, el verdaderamente preocupante, especialmente en relación a la situación de los menores que viven en esos apartamentos y cuál va a ser ahora la solución que se le va a dar a la situación de los más chinijos, que son sin duda los más vulnerables de toda esta situación y sobre los que los primeros responsables son sus padres. Un asunto en el que los Servicios Sociales de Teguise sí deberán hacer una labor extraordinaria y analizar caso por caso las condiciones y variables en las que están inmersas cada familia. Y en tercer lugar, está el problema del efecto llamada que produce este tipo de de ocupaciones ilegales. De hecho, al parecer, los okupas habían llenado el complejo en el último mes, atraídos desde Talavera de la Reina por el boca a boca. Han sido los propios vecinos los que en las últimas semanas han manifestado reiteradamente sus quejas ante los problemas de ruidos y suciedad que se estaban produciendo en las inmediaciones. No hay que olvidar además que los problemas derivados de estas situaciones en las que los okupas terminan invadiendo complejos de viviendas desocupadas, en nada contribuyen a mejorar la imagen de una zona turística, como es Costa Teguise, sino más bien todo lo contrario. Se mire por donde se mire, hacer demagogia con este tipo de problemas no es de recibo.