Mascarillas sí, mascarillas no
Canarias da marcha atrás con la obligatoriedad de las mascarillas y ha decidido que, si bien no serán de uso obligado en todo momento, sí intensificará su "vigilancia". El Gobierno canario se desmarca, de esta manera, de la decisión que han tomado otras comunidades autónomas que sí han decidido hacerla obligatoria tras el incremento de casos de coronavirus con el objetivo de evitar nuevos brotes. Creemos que, de momento, la decisión del Ejecutivo regional es acertada, ya que en Canarias, por los datos que tenemos, todos los brotes están controlados y el número de casos existente tampoco sustenta una rigidez mayor de la norma que podría dar una imagen equivocada y resultar muy negativa para la economía de las islas.
Otra cosa diferente, y en la que estamos totalmente de acuerdo, es en la necesidad del endurecimiento en la exigencia del cumplimiento de la normativa existente, en el incremento de la vigilancia y de las campañas de sensibilización a la población. Hay que tener claro que el virus no se ha ido, sigue entre nosotros, y debemos aprender a convivir con él, al menos, hasta que se encuentre una vacuna. No podemos bajar la guardia en un Archipiélago en el que hace meses que prácticamente no circula el coronavirus. En algunas de nuestras islas prácticamente no circuló en ningún momento. Hemos tenido una situación privilegiada y una gestión sanitaria muy buena, sin embargo, eso no significa que estemos exentos del contagio.
En Canarias tenemos un riesgo añadido, una puerta de entrada singular: los aeropuertos. A nadie se le esconde que vamos a tener casos de turistas infectados. Es un hecho, pero no un problema, siempre y cuando tengamos protocolos de actuación, bien definidos, para una rápida detección de los casos y una ágil reacción. Nada más detectarse, se debe proceder al confinamiento del afectado. De hecho, los hoteles ya tienen preparadas habitaciones para este tipo de casos, por si es preciso confinar a algún turista que haya tenido en contacto con algún caso positivo.
Es cierto que desgraciadamente no podemos prever todo y tenemos que ir viendo cómo evoluciona la situación, más aún ahora que se empieza a dinamizar la actividad turística en las islas. Todos los expertos apuntan a que, si sabemos manejar la situación y las cosas no se complican en los meses de octubre y noviembre podríamos haber dejado atrás lo peor de esta crisis sanitaria y económica, y salir de ella mejor aún de lo que se había previsto.
Eso no significa que en Canarias no vaya a pasar por momentos socioeconómicos muy difíciles, con una reducción de hasta un 15% de nuestro PIB en el año 2020 y con el aumento del paro a cifras históricas del 35%. Más de tres personas de cada 10 en edad de trabajar no encontrarán empleo, un drama. Esperemos que cuando llegue septiembre no se cumplan las peores predicciones y un gran número de las personas que están en Ertes acaben en Eres, porque si se supera el 35 por ciento de paro, la situación para Canarias sería catastrófica. De momento, toca esperar y pensar en positivo.