Las colas en los Centros Turísticos y esperar que escampe
No es la primera vez que le dedicamos una editorial a este problema, y mucho nos tememos que no será la última. En la pasada Semana Santa se volvían a reproducir las imágenes menos deseadas de Lanzarote, en especial en lo que se refiere a sus joyas de la corona: los Centros Turísticos. Las largas colas interminables de coches que trataban de acceder a las Montañas del Fuego o a la Cueva de los Verdes eran aún más largas que en otros periodos vacacionales concurridos. Nunca, según los guías y el sector turístico, se había vivido algo así, por ejemplo, en Los Jameos del Agua.
No puede decir el director delegado de los CACTs que no estaba advertido de lo que iba a ocurrir. De hecho, ya en alguna ocasión Benjamín Perdomo ha llegado a insinuar que se trata de un problema que está condenado a repetirse y que no existe solución fácil para el mismo. Casi que hay que asumirlo estoicamente.
Es cierto que no tiene fácil solución. No es sencillo combinar de manera acertada el mantenimiento de los beneficios de los centros con la buena imagen de la isla, pero hay que intentarlo y justo en eso consiste gestionar. Dada la envergadura de este problema, que puede ir a peor, se debería estar buscando ya una solución de cara al verano, época en la que se prevé nuevamente una alta ocupación.
La ansiada lanzadera para las Montañas del Fuego sigue sin llevarse a cabo. Aunque muchos creen que tampoco es esa la mejor solución, o al menos la definitiva, aunque de la experiencia podría realizarse para estudiar sus resultados. De todas las alternativas que se barajan, dos parecen ser las más lógicas. Una sería la ampliación del horario de los Centros, ya que no parece lógico que a las tres y media o cuatro de la tarde, muchos de esos centros no acojan más visitas cuando en pleno verano a las ocho de la tarde sigue siendo de día. Habría que retomar lo que ya se había hecho durante el mandato de CC, ampliar un par de horas los horarios.
Por otra parte, sería interesante gestionar la venta de entradas on line con cupo de admisión, de manera que nadie quedara fuera, no se formaran colas y no se produjeran molestas esperas. Este sistema funciona con éxito en muchos lugares de España como en La Alhambra de Granada. Sería esconder la cabeza y no afrontar el problema si ahora se aprovecha para sacar el discurso facilón de la isla saturada. Es decir, que la única solución sea quitar turistas.
No decimos que ese debate, el de cómo se debe crecer y hasta cuánto, no se deba a hacer. Es muy necesario, pero una cosa no tiene nada que ver con la otra. Hace apenas cuatro años los turistas eran los mismos que ahora, y no se producían estos problemas. No ha aumentado el turismo, entonces, ¿Qué ha ocurrido? La respuesta está clara, ha cambiado, entre otras cosas, el comportamiento de los turistas que antes optaba por hacer las excursiones en guaguas y ahora prefiere hacerlas en coches de alquiler. La pandemia ha tenido mucho que ver en este cambio.
En cualquier caso, la realidad es la que es. Hay más coches y menos guaguas que acuden a los Centros. Así están las cosas y hay que buscar soluciones puntuales a los problemas actuales, sobre todo en épocas de gran afluencia. Y hay que hacerlo antes de que llegue el verano. Esconder la cabeza bajo el ala como el avestruz no es la mejor estrategia. Ni esperar a que escampe.