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La gran amenaza de la tasa verde para Canarias

 

  • Lancelot Digital
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    Una nueva amenaza se cierne sobre el sector turístico canario o se cernirá si Bruselas no exceptúa a los vuelos entre islas de la llamada tasa verde, es decir el impuesto al queroseno. Esta misma semana se lograba que los vuelos nacionales con Canarias quedarán libres del mencionado impuesto hasta 2030, pero no se ha logrado lo mismo con los vuelos interinsulares. La preocupación se debe al alto coste, tanto de los vuelos, como de los viajes en barco, que supondría de aplicarse esa tasa verde. De hecho, aunque aún no es posible determinar cuánto subiría cada vuelo, algunos economistas calculan que podría oscilar desde un 30% a un 50%. Esto supone que un billete interinsular que hoy cuesta 60 euros, pasaría a costar 90 euros.

     

    Pero, ¿qué es el impuesto al queroseno? La tasa verde es la manera en que Bruselas penaliza el uso de combustibles fósiles. El objetivo es forzar a las compañías aéreas a ir cada vez más rápido hacia la transición ecológica. Pese a que es loable, lo cierto es que la situación de Canarias no es exactamente igual a la de otros destinos. En primer lugar, porque las islas viven del turismo y el encarecimiento de los vuelos nacionales e internacionales, dejaría a este sector seriamente tocado de muerte. Pero además la subida del coste de los vuelos interinsulares afectaría de manera preocupante a la movilidad de los canarios y a sus maltrechos bolsillos. Los ciudadanos de las islas, y las pequeñas economías insulares, no pueden asumir una subida semejante y menos viniendo, como venimos, de una pandemia mundial que dejó a algunas islas, como es el caso de Lanzarote, en Cero Turístico.

     

    Por este motivo, tanto Canarias, como el resto de las Regiones Ultraperiféricas, exigen quedar al margen del impuesto al queroseno, y del Objetivo 55 (lograr que en 2030 las emisiones de dióxido de carbono estén un 55% por debajo de las registradas en 1990), en general. Una exigencia lógica y bien argumentada. 

     

    Y es que hay que tener en cuenta otros muchos factores añadidos para regiones como la canaria. En primer lugar, las cargas que ya soportan los canarios por su propia ubicación geográfica, es decir por la lejanía del continente y la doble insularidad. En este caso, lo justo es no tratar a todas las regiones de manera equitativa porque eso dejaría en una situación de clara inferioridad a Canarias y al resto de las RUP. Es decir, lo igualitario es tratar a las islas de forma diferenciada para no perjudicarlas. 

     

    La tasa verde es, en definitiva, un serio peligro para la supervivencia económica de las islas y la movilidad de sus habitantes y no puede consentirse su imposición. Nos jugamos el futuro en ello, otra cosa es que Canarias trabaje duro para reducir la huella del carbono con políticas más ambiciosas en la implantación de energías alternativas y políticas sostenibles en las islas.

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