La crisis migratoria lanzaroteña, un dolor de muelas para el Psoe
Al gobierno socialista de Pedro Sánchez se le está complicando la problemática migratoria que Canarias lleva años sufriendo y que, en los últimos tiempos, se ha centrado especialmente en Lanzarote, sobre todo por la evidente carencia de infraestructuras adecuadas que sufre una isla que lleva tiempo desbordada.
Es cierto que el Ministerio del Interior trató de buscar una solución improvisada al problema creando un “campamento de inmigrantes” en plena zona portuaria de Arrecife, frente a la Comisaría de Policía. Una idea que se le ha vuelto en contra al Estado, no sólo por los problemas de legalidad, sino porque no era la mejor zona de Lanzarote y además no se contó con el Ayuntamiento de Arrecife, que algo debía decir en el asunto. De hecho, al carecer de los permisos correspondientes para ubicar una instalación en suelo portuario, el Consistorio “aparcó” la propuesta realizada por Interior para instalar esas casetas de campaña y contenedores reconvertidos en oficinas como zona para atender a los inmigrantes tras su desembarco en Lanzarote. Hay que señalar el dato de que el Ministerio del Interior pidió el permiso cuando ya estaba construido el campamento, que no es la mejor forma de hacer las cosas, y más desde la administración central, que debe dar ejemplo al resto de la ciudadanía que tiene que cumplir con los requisitos que exige la norma urbanística.
Además, está la nave de Argana, a la que llaman la “de la vergüenza”, que se creó como solución temporal, pero que ya han pasado dos años y ahí sigue, en funcionamiento. En los apartamentos turísticos para los contagiados por Covid 19, ya no cabe nadie más, y tanto es así que ha sido necesario permitir que los contactos estrechos de los positivos no hagan cuarentena en la isla, por falta de espacio, generando una indiscutible falta de seguridad sanitaria en Canarias y una situación en la que nadie aclara nada.
Lanzarote está desbordada, y el Gobierno, incapaz de aportar soluciones reales, ha comenzado una huida hacia delante en la que ha optado a agarrarse al clavo ardiendo del famoso CATE o campamento de inmigrantes. Una desesperada forma de desviar la atención del verdadero problema, echando la culpa del “mal trato” al inmigrante a Arrecife, por no facilitar los permisos para la legalización de esas instalaciones. La sensación generalizada es que este tema se le ha ido de las manos al Gobierno de Sánchez.
En Lanzarote se echan de menos muchas cosas. La primera, la presencia del delegado del Gobierno, el señor Pestana, en la isla, para tratar un tema que se ha convertido en portada a nivel nacional. En segundo lugar, se echa de menos el coraje por parte de las autoridades insulares para exigir al Gobierno central soluciones reales y no parcheos. No es fácil hacerlo cuando los que gobiernan aquí son los mismos que lo hacen en España, pero es un déficit de la autonomía de las instituciones que deben estar por encima de los intereses partidarios y defender los de los lanzaroteños en general. Hoy le ocurre al Psoe, pero ayer al PP por aquello de la obediencia debida a Madrid.