El PSOE de los hoteles
El presidente del Gobierno de Canarias ha querido dar algo de esperanza a los 700 trabajadores de los dos hoteles edificados hace unos 50 años en el Parque Natural de Las Dunas de Corralejo y en el dominio público de Costas. Estos hoteles se construyeron en base a unas polémicas concesiones administrativas en los años 70, concesiones que se han ido caducando y renovando hasta ahora que el Gobierno de España ha sentenciado su posible cierre por una compleja trama jurídica, difícil de explicar y, más difícil aún, de entender. Lo cierto es que la presión de la opinión pública de Fuerteventura, de los propios partidos políticos -el Psoe con su líder majorero Blas Acosta a la cabeza- han colocado al presidente del Gobierno, el también socialista, Ángel Víctor Torres, en una posición muy incómoda. Las acusaciones de los sindicatos y de algunos partidos políticos de dejación y falta de interés por involucrarse en la búsqueda de soluciones que eviten el cierre de los dos hoteles, hoy explotados por la cadena Riu, ha provocado una reunión de Torres con los representantes de los trabajadores afectados.
El socialista Ángel Víctor Torres les ha dado a entender que su gobierno y el de España buscan fórmulas para salvar a esos hoteles del cierre y salvar así esos 700 puestos de trabajo directos (más de tres mil indirectos) que hoy peligran. Y hace bien el líder de los socialistas canarios en tratar de buscar una solución a un problema que, no nos engañemos tiene algunas aristas complicadas de defender, como el de dejar en pie unas construcciones en pleno dominio público y en medio del Parque Natural, tal y como están el ‘Tres Islas’ y el ‘Oliva Beach’, en base a unas concesiones de las que los funcionarios del Estado cuestionan su legalidad.
Es evidente que el presidente canario se encuentra en una encrucijada entre resolver un problema que apoya toda Fuerteventura o apoyar las tesis de recuperar los espacios públicos. Se ha arriesgado a declarar que está “convencido de que nadie quiere que esos hoteles caigan, que desaparezcan: ni en el Ministerio para la Transición Ecológica, ni en el Gobierno de Canarias, ni los trabajadores”. Y creemos que Ángel Víctor, por puro pragmatismo, considera que el cierre y posterior demolición de esos hoteles, realmente no beneficia a nadie, ni a los empresarios, ni a los trabajadores, ni a la isla, ni al Gobierno. En Fuerteventura, les da un poco lo mismo, visto lo visto, recuperar ese espacio para el jable.
Por el contrario, llama la atención de algunos analistas que esa laxitud y pragmatismo mostrada por el líder socialista en Canarias con esos hoteles de Fuerteventura no sea la misma (ni siquiera parecida) a la de sus compañeros en Lanzarote. Aquí la frivolidad, no exenta de grandes dosis de cinismo e irresponsabilidad, provocó la mayor campaña conocida, utilizando dinero público e instituciones, para cerrar la mejor planta hotelera de la isla. Lo peor es que todavía algunos nostálgicos de ese socialismo rancio y sectario, donde algunos inflaron sus carteras a cuento de los pleitos, siguen intentando tirar los hoteles que se construyeron en suelos urbanizables, en parcelas hoteleras de planes parciales legales y no como ahora en Fuerteventura, en un suelo de dominio público y en pleno Parque Natural. En fin, que no sabemos cuánto daño más tienen que hacer a Lanzarote para saber que ya han hecho demasiado.