PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

El eterno debate de la capacidad de carga

 

Morir de éxito o no saber controlar nuestra capacidad de carga, ese es el debate que trae al sector turístico de Lanzarote de cabeza. Los últimos datos que maneja el Gobierno de Canarias señalan que la población de la isla de Lanzarote se incrementará en la próxima década, en un 29%, esto supone que la isla alcanzará los 192.792 habitantes, de los que el 38%, es decir algo más de 73.000 personas, serán residentes extranjeros.

 

Este aumento preocupa y lo hace por muchos motivos, el principal es que la calidad de vida de los residentes en la isla empeore. Pero, además, se teme que se tensionan las infraestructuras existentes, hablamos de carreteras, viviendas, instalaciones sanitarias, colegios, depuradoras de aguas o de tratamiento de residuos; se complica el acceso al mercado laboral, aumentan los problemas de movilidad, el consumo de agua, la ocupación del territorio y la demanda eléctrica… cuestiones de gran relevancia y, efectivamente, muy relacionadas con las posibilidades de mantener el actual estilo de vida de los lanzaroteños.

 

Lo cierto es que el debate sobre la capacidad de carga viene de largo y suele enfrentar a Gobierno y oposición, que, por otra parte, suelen cambiar su argumentación según estén en una parte o en otra del poder. Y es que se trata de un tema cargado de cierta subjetividad. Ya lo señalaba el actual presidente del CES, José Carlos Francisco, en una entrevista en el periódico Lancelot, en la que explicaba que la capacidad de carga no es algo estático, ya que varía según las circunstancias. Apuntaba que hace cinco décadas la capacidad de carga de Lanzarote era muy inferior a la actual, porque no había agua. Al solucionarse ese problema, su capacidad aumentó. Y ponía un ejemplo muy claro: Singapur, más pequeña que Lanzarote, y con 5 millones y medio de habitantes, pese a lo cual se sigue considerando un destino fantástico. Para este economista en Lanzarote, si se reciclara el cien por cien de los residuos, si no se perdiera agua en las conducciones, si se depurara el cien por cien del agua y se reutilizará… si se sacara, en definitiva, provecho a los recursos de la isla, nuestra capacidad de carga sería otra.

 

Se plantea por tanto la posibilidad de crecer, pero crecer bien. Esto significa que al mismo tiempo que aumenta la población deben crecer las infraestructuras, adaptándose a las necesidades reales de los lanzaroteños.

 

Todo esto exige un debate sosegado, tal y como ya se está planteando en otros destinos como Baleares, a nivel nacional, o Venecia, en Europa. Tenemos el territorio que tenemos y hay que pensar en la calidad de vida de la población y de los turistas, no abarcar más de lo que podemos para no sobrepasar nuestros límites y usar la tecnología que tenemos a nuestro alcance en el proceso. Si logramos hacerlo, ese futuro será mucho más halagüeño de lo que imaginamos.

 

 

 

Comentarios (0)