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Dejen tranquilo al presidente

 

 

  • Lancelot Digital
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    El empeño de un sector de la población canaria de tratar de presionar, cuando no de exigir, que el presidente del Gobierno de España resuelva en su tiempo de vacaciones los problemas de las Islas, no deja de ser una ridiculez. 

     

    Pedro Sánchez ha venido a disfrutar de sus vacaciones y ha elegido Lanzarote, todo un honor para la isla, y hay que dejarlo tranquilo con su familia para que vengan en una tercera ocasión a Canarias. No deja de ser una majadería el intento político de utilizar su presencia en Lanzarote para molestarle.

     

    Un símbolo de inteligencia de los canarios es que históricamente siempre han dejado tranquilos a los famosos que visitan las islas. Por suerte, no tenemos ese carácter exageradamente efusivo de otras partes de España donde, en el intento de demostrar cariño a un artista o a una autoridad, se acaba provocando el efecto contrario en el "INVITADO". Aquí no hemos hecho nunca eso. Quién nos visita sabe que puede descansar tranquilo que cada uno sigue a lo suyo, al menos hasta ahora.

     

    Dejemos tranquilo a Pedro Sánchez, agradezcámosle que nos haya elegido y esperemos a que regrese a Madrid para exigirle todo lo que haya que exigirle, que no son pocas las cosas de esa lista, tales como el respeto a nuestros fueros, la política de inmigración o un plan de recuperación turística especial para una de las regiones más castigadas por la crisis pandémica. Pero tranquilidad, hay tiempo por delante y lo cierto es que por dos semanas más, y en pleno agosto donde media España bosteza y la otra duerme, no es el mejor momento para reivindicar nada.

     

    Y si a veces resultan patéticas ciertas exigencias de algunas personas y partidos políticos, no exentas de ciertas dosis de demagogia, tampoco se queda atrás ese afán, a veces, del Psoe canario de querer vender que, en una hora de reunión entre Sánchez y Ángel Víctor Torres, se han analizado todos los problemas de Canarias. ¿En una hora? Todos sabemos que no es real. Esos encuentros no sirven políticamente para nada, más allá de importunar las vacaciones de la familia Sánchez. Lo más correcto es darle la bienvenida a nuestro huésped especial y pedirle disculpas por las molestias ocasionadas por el provincianismo del que a veces pecan nuestros dirigentes, de una y otra ideología.

     

    Sólo como respetuoso consejo, no está mal que se saque una foto en un lugar turístico de la isla, que nos haga algo de publicidad y así nos llenará de orgullo y satisfacción a los lanzaroteños.

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